De entre los días señalados y unidos a la médula espinal de Torrelavega probablemente el uno de Mayo sea el más importante. Una jornada de reivindicación y fiesta, en la que los torrelaveguenses exhibimos nuestro orgullo de clase obrera y ciudad industrial. La manifestación de la intersindical es un momento para volver a decirnos los unos a los otros que tenemos razón, que el reparto de la riqueza no está siendo justo, y que la única manera de equilibrar la balanza es enseñar los dientes. También es el momento de vernos las caras, y volver a coincidir los que llevamos ahí desde críos y decirnos otra vez, que que pena que no seamos más, que dónde estarán los más jóvenes y que que bien que no llueve este año. Casi un ritual que en estos últimos años ha incluido una anteúltima parada en la Buhardilla para comer el rico cocido que prepara Javi Ovejo.
A Argumosa no la paran ni después de muerta. El Ave sigue en pie aunque tirasen el edificio, y las cervezas en el espacio parecen casi un homenaje póstumo. La calle cortada, pequeño escenario DJ Laika y Los Panojos animando la fiesta. Estamos todos.
Lo de Los Panojos es para vivirlo más que para reseñarlo. Vito al frente, Gustavo el del Kalimba, Chivi el de Duro, Míkel de Los Volquetes y tantos músicos sobre el escenario que a veces te pones a contar mástiles y piensas que ya ves doble. Son un combo multiforme, que no tiene por que tener los mismos miembros en cada concierto. El reper va de versiones, desde Pink Floyd (o estaba yo borracho?) hasta Antonio Vega o Fito Cabrales.
La lluvia dio tregua y no aguó la fiesta, que se prolongó hasta no se sabe qué hora, con variados bises. ¡Viva Torrelavega, aunque la quieran matar! ¡Vivan los panojos, viva Argumosa y que Viva el Primero de Mayo!
Oskar Sánchez y Álex Kennedy