Vamos a invitarte a merendar. Este sandwich con servilleta manuscrita incluida es la cuarta referencia de Lupers en poco más de cinco años. Casi cincuenta canciones, así sin pensarlo. Si lo hubiesen pensado, a lo mejor no les había salido. Porque Bruno se ha roto un brazo, que si no, en el tiempo que escribo esta reseña ya tendrían listo otro.
Lupers son esencialmente diversión, Chocho al aire podría resumir en treinta segundos el hartazgo del rock elaborado que propició aquella explosión ruidosa a finales de los setenta. Sin embargo, mientras se divierten, le atizan por igual al futbol que al contertulio de la tele; le gritan las cuarenta a cualquier idiota que les de la brasa y aprovechan la coyuntura para soltar un montón de mala hostia acumulada, bien sea por las políticas franquistas y represoras del estado o simplemente por caerse en mitad de la calle o tener que esperar a que tu novia se cambie para salir.
Si no les conoces te diré que a veces se han llamado a si mismos “hardcore desenfadado” pero yo me quedo con aquello de treintañeros haciendo lo que no hicieron a los quince. Si punk significa soltarla sin pensar en las consecuencias esa puede también una buena palabra. Y como la sueltan según les viene de repente les pega el punto y se cascan un fragmento reggae que te deja el culo torcido, o se cascan un tema electrónico con Alex Pis dedicado al mundo del artisteo “Todos los artistas miran sus heces cuando van al baño / todos los artistas creen que sus heces valen algo”.
En su día hicieron de las suyas con el California uber Alles de Dead Kennedys o Periferia de Ratos del Porao, y en este cuarto trabajo le ha tocado la china a Nirvana, ya que han transformando su Tourette’s en algo más útil, donde sentarse.
Si te gusta o te interesa lo tienes gratis en el Bandcamp, y si no lo hace… bueno, como ellos mismos dicen, no hay mayor desprecio…
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por LUPERS