La primera vez que escuché a Arena fue hace unos 20 años, en 1996, a través de una revista inglesa especializada en AOR y rock progresivo que se llamaba Frontiers. Esta revista sólo se podía conseguir a través de tiendas de discos de importación y, en cada ejemplar, incluía uno, o a veces dos, CDs recopilatorios promocionales de grupos que estuvieran editando disco en ese momento. En aquella era anterior a internet esa era una forma genial de conocer grupos que difícilmente ibas a escuchar de otra manera, salvo en programas de radio muy concretos. En estas selecciones, junto a grupos que no han tenido después apenas repercusión aparecía gente ya más conocida, o bandas nuevas que luego han tenido largas carreras, como Spock´sBeard, VandenPlas, Tommy Denander, Ten o los propios Arena. Así pues, en uno de estos recopilatorios escuche el tema “Welcome to thecage” y algún tiempo después me hice con el álbum en el que se incluía, “Pride”. Aunque en aquel momento me gustó, después de algunas escuchas mi atención se dispersó y durante algunos años no volví a saber de este grupo británico… hasta que un día hablaron de ellos en un programa de radio dedicado al art rock y recuperé el interés por ellos, ya no sólo por aquel viejo disco perdido en mi colección, sino por otras obras suyas que desconocía como Contagion o Thevisitor, que me hicieron finalmente consciente de la calidad que desparraman estos tipos.
Arena podría encuadrarse dentro del neo-prog, ese movimiento que nació en las islas británicas en los ochenta reivindicando a Genesis, Yes y compañia, e iniciaron grupos como Marillion, Pendragon o IQ. Dado que el primer disco de Arena “Songsfromthelionscage” es de 1995, en principio se catalogaría como un grupo neo-prog de segunda generación, pero teniendoen cuenta que entre sus fundadores se encontraban el ex-batería de Marillion, Mick Pointer y el extraordinario teclista de Pendragon, CliveNolan, resulta evidente que la banda ya nació con bastante solera, emulando modestamente la tradición de supergrupos tan del gusto del rock progresivo, a la UK o Asia ( con quien además había colaborado brevemente en la gira de 1993 el guitarrista original de Arena Keith More).
Si bien en su primera etapa se acercaban a una especie deMarillion más cañeros, a lo largo de estos 20 años el grupo ha ido desarrollando un sonido personal e identificativo y se ha convertido en uno de los grupos más representativos e interesantes de este subgénero. Éste, su último trabajo, “Theunquietsky” no desmerece en absoluto en ese sentido. Quizás sea un disco un poco menos rockero que anteriores trabajos, aunque mantienen la costumbre de empezar con uno de los temas más potentes, en este caso “Thedemon strikes”, como en otros álbumes fueron “ The crack in the ice” o “Welcome to thecage”. Por otra parte,el trabajo en la creación de ambientes y texturas de CliveNolan es apabullante y es una de las señas identificativas de Arena. También destacan las partesdel guitarrista John Mitchell, de corte más “gilmouriano” que virtuoso, con un magnífico tono solista que encaja en la tela de araña de Nolan. En “Theunquietsky” sobresalen los medios tiempos reflexivos con melodías preciosistas, especialmente en los temas “Howdoesit come to this?”, “Unexpecteddawn” y el tema título, aunque no se olvidan de alternar la tensión con temas más contundentes como el inicial,“No chance encounter” o “Time runsout”, o interludios instrumentales como “Markingson a parchment”. En general el paso entre canciones resulta muy fluido, dando sensación de unidad. Resulta curioso porque escuchando el disco no le había prestado atención a las letras y ha sido documentándome para esta reseña cuando he descubierto que el concepto del disco se basa en una cuento de terror de MR James titulado “Casting the runes”, en el que se basó la película “Night of demons” de 1957 (Esto para los que sois cinéfilos, que sé que hay unos cuantos). La muestra del acierto de Arena, y de su habilidad e inteligencia compositiva, es que esta ligazón entre las canciones y la coherencia interna del conjunto se aprecia claramente en una escucha centrada sólo en el aspecto musical. Además, el cuento que inspira la historia del disco justifica el poso un tanto oscuro de las canciones (especialmente el gran cierre del disco “Travellersbeware” un tema que va creciendo de forma progresiva hasta acabar por todo lo alto), aunque, a decir verdad, creo que esa ha sido también una de las características diferenciadoras de Arena dentro de su estilo desde siempre.
En resumen, un álbum impecable, de interpretación inmaculada y magníficamente compuesto y arreglado, con mención especial para el teclista CliveNolan,que aparece menos como solista que en anteriores discos, pero cuyas bases son, sin duda, el alma de Arena.
Comentario por Oscar García del Pomar
Fotografía por ARENA