Repión acaban de publicar su segundo trabajo, Amapola Dueles, titulado así al parecer por una broma privada pero que a la vez se filtra en las letras de algunas canciones, y demuestra que ya no se debe decir sobre ellas cosas como “qué buenas son estas chavalucas” o soprenderse por sus soberbias composiciones o por su potencia en directo. Ya llevan cinco años en activo, han sacado dos discos, ganado premios, salido de Cantabria y tocado en festivales, no son ni una carambola ni una flor de un día. Su juventud es mera anécdota.
El disco desarrolla el estilo que presentaron en La Lágrima y la Naranja; pop guitarrero y oscuro que busca siempre el estribillo demoledor. Aunque se detectan influencias del indie nacional no caen en la trampa de dar todo el peso a la lírica (típica canción que empiezas cantando, sigues cantando y terminas cantando, con un acompañamiento que no moleste, y venga, a corear todo el mundo), se meten en desarrollos instrumentales y arreglos que no suelen verse por ese estilo, y se lo pueden permitir porque son más que solventes como intérpretes. La voz de Marina es apabullante, afina perfectamente y es versátil y potente sin exhibiciones de gorgoritos. Y el conjunto instrumental que arropa la voz es igualmente poderoso, guitarras afiladas, bajos coloridos y fluidos, y una batería que a veces aplasta y a veces juega con adornos técnicos.
Las canciones más destacables para este juntaletras son Las Flores, con su 3/4 abrasivo y sus melodías noventeras, Martes con sus violines chinescos y melancólicos, el alegato anticlerical de La Divina Señal, el sentido homenaje a los mayores de Los de Antes y La Bahía, una sorprendente reivindicación de una ciudad como Santander, que suele ser tratada por los músicos locales con bastante desdén en canciones y que aquí se retrata con la melancolía del que vive lejos, con una imaginería muy reconocible.
En el apartado negativo se echa en falta el lado acústico del grupo, que sí estaba en su anterior trabajo y podría haber dado algo más de variedad al conjunto. También se observan con las escuchas ciertos tics (ese rollo Muse del estribillo suave-crescendodundundundun-estribillo fuerte) y también que algunos temas podrían ser más concisos y directos con unas vueltas menos. Pero por otra parte ese tipo de cosas hacen reconocible a un grupo, el estilo.
Como dijeron en la presentación, Repión han venido para quedarse. Son muy buenas, dejemos de sorprendernos.
Comentario por David García
Fotografía por REPION