La anterior vez que Estricalla salieron escogidos como disco de la semana en Noche de Rock fue con “Triple Asalto Mortal” (2013), su primer LP, que venía a culminar una primera etapa en la que la banda funcionaba a la misma velocidad asesina que sus canciones. A partir de ahí han tardado tres años en publicar su segundo disco largo, este “Dramatik-thlon” (2016). Los cambios que se han producido desde entonces en el conjunto de Fernando Sapo son evidentes.
En la formación apenas queda presencia cántabra. Si durante los primeros años había mayoría montañesa en el seno de Estricalla, a día de hoy solo Bati permanece en su puesto, sentado tras los tambores. Por otro lado, también se ha esfumado el multilingüismo: ahora el euskera acapara todas las letras del disco (salvo en la breve intervención en inglés que se marca Yukkie Gippe de la banda Bullet Lavolta en “X-Pizia”). Y, todavía antes de apretar el botón del play, se aprecia que la duración de las canciones se ha estirado al mismo tiempo que, curiosamente, se han encogido los títulos de las mismas (antaño más largos que las letras de los propios temas). Pero, ¡ay!, por desgracia no he podido hacerme aún con una copia física del disco, así que poco puedo comentar sobre las letras ni sobre el artwork, que son dos detalles en los que el grupo suele poner un cuidado especial.
El caso es que, a medida que las canciones han ganado en duración, también se han vuelto más variadas y complejas. Ahora aparecen intros (“Aterkills”, “Könberger”) y partes instrumentales (“Zaldiko Maldi-K.O.), cambios de ritmo (“X-izpia”) o guitarras bien gordas (“Krossrock”). Incluso aparecen dos temas abiertamente melódicos (“MTZTT-438” y “Sokamotor”), muy en la línea del tono introspectivo que tan bien le salió a Fernando Sapo en “Círculos de cera” de El corazón del sapo o “Egunsentia” de Kuraia. Y, aunque el hardcore sigue instalado en el núcleo del disco, el tempo se ha rebajado y los trallazos-relámpago de sus inicios ya solo están representados por “XXX Printer [Hautsa]”.
En definitiva, que Estricalla han ido profundizando en un estilo “Kuraiazado”. Es decir, que ya no tratan de seguir el sonido kamikaze que marcaba sus primeros EPs, sino que se dejan tentar por distintos esquemas donde los riffs y los ritmos suenan más densos, menos cabezones pero más pesados. Tirando de símiles deportivos de esos que tanto le gustan a la banda, es como si ya no trataran de encadenar extenuantes series de 100 metros lisos, sino que se han apuntado a un decathlon en el que lo importante es dosificar los esfuerzos para alcanzar resultados equilibrados en disciplinas de lo más dispares.
Comentario por David Boring
Fotografía por ESTRICALLA