Dice Alex Pis que después de la marcha de Raúl sólo les quedaban dos opciones, si es que querían seguir adelante con el mismo nombre; disfrazarse o quedarse en pelotas. Optaron por esto último. La llamada del Oso demuestra que fue la opción correcta. Antes muertos que un chiste sin gracia.
Podrían haber intentado vestir el álbum grabando guitarras de apoyo, podrían haber buscado un sustituto, podrían haber añadido capas o colchones en postproducción y sin embargo nos han arrojado a la cara un puñado de canciones sucias y crudas. La base punk que siempre estuvo ahí se muestra ahora aun más a las claras, dejando fuera muchos de los matices más cercanos a la nueva ola. La base rítmica crece en protagonismo, las guitarras siguen siendo reconocibles, pero desde la misma producción se ha optado por no hacer concesiones y mostrar al trío haciendo ruido, ni menos ni más. Del local de ensayo, al disco y al directo sin artificios.
Alex escupe sus reflexiones desde las vísceras a la boca sin ceder a su consciencia el derecho de poner cortapisas o decidir qué se debe decir en alto y qué no. Se palpa un hartazgo ante todo, una nausea hacia el modo en el que están organizada esta sociedad, hacia cómo el dinero condiciona nuestras relaciones, hacia el callejón sin salida que nos plantea esta democracia, se presiente también cierta inevitable sensación de pérdida de un momento vital pasado en el que todo era más sencillo, antes de que el tiempo nos erosionase a todos como hace el mar con las rocas, cuando uno podía tirarse en el local de ensayo a dejar pasar las horas, antes del desencanto y la vorágine frenética imparable del día a día adulto.
La portada es en blanco y negro, las canciones cortas y directas, no seré yo quien se ande con más florituras. Corred al bandcamp a encargar el vinilo.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por ÍDOLOS DEL EXTRARRADIO