Cinco años han pasado desde la publicación del anterior trabajo de Kreator, siendo ese el espacio más largo entre dos discos suyos; se lo han tomado con un poquito más de calma, pero el resultado no ha decepcionado nada más que a algunos fans más recalcitrantes de la primera época, que desearían un Extreme Agression cada navidad.
Son más de tres décadas y catorce discos de estudio sobre la mesa, con Mile Petrozza siempre al frente y Jürgen Reil como segundo de abordo a excepción de un pequeño lapso de un par de años a mediados de los noventa, cuando andaban hundidos en su época más confusa y experimental. Por lo demás la formación ha sido estable desde finales de los noventa / principios de los dosmiles, coincidiendo con su consabida “vuelta a las raices”.
En estos años hemos visto desconcharse y desmoronarse a pilares que parecían más sólidos. No deja de ser lógico, todas las bandas tienen su pico de creatividad y su época de acomodo, pero si miras a algunos de sus compañeros de escenario, como pueden ser Exodus o Death Angel, o a Testament también, por ejemplo, sorprende encontrar en su último material excelentes trabajos con sonido moderno pero toda la rabia y la crudeza de antaño casi intacta. Petrozza tiene cincuenta años ahora mismo y acaba de firmar otro álbum que pone panza arriba a cualquier jovenzuelo que se atreva a darle volumen.
¿Cómo coño lo hacen? Mi teoría es que su éxito “relativo” no les ha permitido acomodarse y terminar abotargados intentando fallidamente sonar como antes. Bandas con la vida mucho más resuelta han terminado zanganeando, mientras Kreator y compañía seguían dando el callo día tras día en la industria de la metalurgia, y claro, así salen los discos como salen, a unos y a otros.
Cierto es que esta última etapa ha traído como novedades algunos nuevos elementos melódicos; más arreglos de guitarra, más acústicas e incluso algunos detalles de orquestación y coros, pero no dejan de ser adornos finales que hacen que el disco quede lucido y que aporte algunas sorpresas. El sustrato sigue siendo Thrash Metal endemoniadamente machacón.
Si alguien duda, le invito a visionar la triada de vídeos que han editado como single, y que muestra un poco de que va la cosa, con el himno coreable “Satan is Real” (nosotros mismos, destrozando nuestra propia civilización), la velocísima “Gods of Violence” o “Totalitarian Terror” con la que se adentran en el mundo del ocultismo de la alemania Nazi. Sinceramente, no creo que haya muchos fans del Thrash que le hagan ascos a los Kreator de 2017 después de recibir esos tres primeros trallazos de aperitivo.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por KREATOR