Recuerdo perfectamente lo que pensé al ver y sobre todo ESCUCHAR, “Run”, el nuevo single de los Foo, fue algo así como: “que cabrones, lo han vuelto a hacer…” Y es que sinceramente me sorprendieron, no esperaba ese ritmo de batería, ni esa forma de desgañitarse del señor Grohl; después de tantos años, tantos discos, tanta historia… aún tenían ganas de dar otra vueltecita de tuerca más.
En este 2017, Foo Fighters vuelven con “Concrete and Gold”, su noveno y probablemente más ambicioso disco de estudio. Las melodías facilonas y los estribillos pegadizos han dado paso a composiciones algo más intrincadas, de esas que necesitan más de una escucha, quizás sus dos primeros singles, el ya mencionado “Run” y “The sky is a neighborhood “ sean precisamente dos de los temas más resultones y de fácil acceso.
El disco ha sido grabado en los EastWest Studios, en Hollywood, allí donde gente como Frank Sinatra o The Rolling Stones también registraron algunos de sus trabajos. La producción ha corrido a cargo de Greg Kurstin, mas conocido trabajando con artistas mas “pop” al haber como Adele o Beck. Su trabajo se ha hecho notar dando algo más de “majestuosidad” a los temas; esa, a veces “sobreproducción” de la que adolecen los artistas mainstream y que enmascara e incluso en ocasiones “difumina” su verdadero talento, en este caso ha servido para dar empaque al conjunto.
Podemos encontrar multitud de colaboraciones, unas mas conocidas que otras, desde Shawn Stockman de Boyz II Men o Alison Mosshart de The Kills a Justin Timberlake o el mismísimo Paul McCartney tocando la batería en uno de los cortes. Tamby Rami Jaffee se incorpora de forma oficial y definitiva a los teclados.
La intro de apenas minuto y medio, “T-shirt” nos da una pista muy clara de por donde va a ir disco, dando paso a “Run”, todo un trallazo que seguramente perdure como uno de los favoritos en los directos de la banda. Con “Make it right” los Foo se mueven por el rock más clásico, con un riff zeppeliano en toda regla; inmediatamente después aparece “The Sky is a neighborhood” con uno de los estribillos más logrados del disco. “La Dee Da” parece sacada de un disco de Queens of the Stone Age, al final, las influencias están ahí, van y vienen, y la relacion de Grohl con las reinas de la edad de piedra viene de lejos. “Dirty Water” baja un poco el ritmo, al menos en su primera parte, para luego volver a subir de nuevo en intensidad, un tema muy en la onda de trabajos anteriores de los Foo, así como “Arrows”, que perfectamente hubiera tenido cabida en “The Colour and the shape”. Con “Happy Ever After (Zero Hour) vuelve ese formato más acústico que tanto gusta a los Foo y que yo personalmente creo imprescindible en cualquier disco de hard rock “redondo”. En “Sunday Rain”, tenemos un importante cambio de roles, es el bateria Taylor Hawkins quien toma las riendas como cantante principal y Sir Paul McCartney el que se encarga de la batería, poco más a destacar de un tema que me parece de los más flojitos del disco, y que perdurará en el tiempo más como anécdota que otra cosa… Con “The Line” vuelven los Foo noventeros de nuevo, y por último el tema que da título al disco “Concrete and Gold”, donde las influencias de Pink Floyd son más que notables.
En general es un buen disco, pero en mi opinión está por debajo de sus trabajos anteriores. Es notable su esfuerzo por mejorar, progresar y buscar nuevos sonidos y terrenos que no han tocado, pero hecho en falta la fuerza de otras ocasiones y no todos los temas me parecen redondos.
No obstante, disfrutemos de una banda que sigue con la misma fuerza y ganas que siempre y que en mi opinión, ya no tiene nada que demostrar a nadie…
Comentario por Fer Galindo
Fotografía por FOO FIGHTERS