Me he puesto el Devil’s Doorbell de Street Vipers y me ha asaltado un recuerdo en el que no había pensado durante muchos años. Serían los primeros noventa, acababa de conocer en el instituto a muchos de los que aun se cuentan entre mis mejores amigos. Estábamos todos bastante colgados de Guns N’ Roses y por consiguiente Skid Row, Poison, Motley Crüe y mucha de esa recua, formaban parte de nuestro intercambio habitual de cintas de cassette. Empezábamos a comprar nuestros primeros instrumentos pero no teníamos ni idea de tocar, llegamos a idear una banda que se llamaba “New Rose”, dibujamos el logo a boli durante las clases, teníamos los pañuelos, teníamos el bourbon y las pintas… y ahí se quedó todo. Algunos nunca llegaron a tocar, otros, cuando aprendimos ya estábamos en otra onda. Street Vipers me hace sonreír, porque de alguna manera son la banda que quise tener y no tuve.
A nosotros nos pillaba cerca el olor a laca, a ellos no tanto, han pasado más de veinticinco años y L.A. ya no es tendencia en el Rock, sin embargo durante todo este tiempo, más allá de los focos ha habido bandas encargadas de mantener encendida la llama del Sleazy, y cualquier día de estos la tortilla de la moda se da la vuelta y nos encontramos con que surgen grupos del estilo de debajo de las piedras, como pasó hace unos pocos años con todo ese lío del Retro-Thrash. Ese día Street Vipers podrán sacar pecho y decir bien alto que ellos ya estaban allí.
Devil’s Doorbell es su primer EP, tiene una portada entrañablemente macarra con un dibujo de una chica escasamente cubierta por una chaqueta de estampado de leopardo, está apoyada sobre latas de cerveza, en una mano tiene una serpiente y una mano diabólica se entretiene llamando a su timbre. El logo va en verde fosforito y el título del disco en rosa neon. En la esquina inferior izquierda, la conocida pegatina negra y blanca de Parental Advisory; creo que no se pueden hacer una declaración de intenciones más evidente. Está clarísimo que han venido a ofrecer y doy fe de que en el interior vas a encontrarlo.
En comparación con sus temas de demo el salto es grande, no solo por la producción si no por el cambio de vocalista, habiendo encontrado en Brendo Stab el puntillo que les faltaba para sonar mucho más convincentes. Puedes hacer la prueba del algodón, en casa pinchándo de seguido la versión de “Tapping Hard” que aparecía en “Wild Ride” y esta regrabada, verás como ha cambiado la cosa. Juegan fuerte en “Bad Bitches Never Die” con un estribillo que podría venir de cualquiera de sus bandas de referencias, “Bourbon and Tequila” es puro hard rock, vacilón, también con un estribillo y unos coros que te arrastran a los últimos ochenta. Para el final he dejado “Devil’s Doorbell” que da título al disco y está inspirada en una hoja de propaganda de una secta cristiana, Musicalmente no son tan parecidas, es imposible no establecer el paralelismo con “Rocket Queen” de los Guns, aunque no quisieron aclararnos del todo como y cuando se grabaron las tomas para el “solo” de la chica.
He empezado la reseña con un poco de nostalgia, y supongo que es imposible no tenerla al poder revivir musicalmente momentos que vivimos con tanta intensidad, pero más allá del cliché Street Vipers son una buena banda aquí y ahora, en 2017, formando parte de una escena subterranea que sigue gustando de la brillantina, el rimmel y sobre todo el buen hard rock. “Devil’s Doorbell” es su primer paso firme hacia adelante y les auguro un buen recorrido si siguen dándole como hasta ahora.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por STREET VIPERS