Entre Trust Freebird y Red Dragon ha pasado un milenio. Carmen vagamente reconoce a la mujer que grabó aquel anterior disco, y sin embargo se reafirma en lo que siempre creyó, sacar el máximo partido de cada segundo de esta cuenta atrás que nos ha tocado vivir; “hay fuegos que arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende”
No es secreto que de los momentos más duros surgen las músicas más bellas. La vida es así de puta, nos exprime y nos aprieta y Mehnai ha demostrado una entereza sobrehumana para rehacerse, resurgir, rearmar su banda y entrar cabalgando lanza en ristre en un disco demoledor que podría medirse en justa contra cualquiera.
Si mirásemos sus trabajos como si fuesen tres escalones, “Grab it While it is Hot” sería un primer paso algo tímido, lleno de bonitas y sencillas canciones que permaneciendo con su desnudez al aire fueron arregladas con mucho gusto. “Trust Freebird” se presentaba a ese respecto como una obra con más empaque, estilísticamente definida hacia los sonidos americanos, en la que todos los elementos hacían crecer a cada tema, sin distinguirse ya con claridad donde terminaba la idea original y donde empezaba el arreglo. Para “Red Dragon” ha dejado atrás su etapa junto a Macaya y los Chicktones y se ha rodeado de músicos que serán facilmente reconocidos por cualquiera que conozca mínimamente la escena cántabra: Mario Inocencio a la guitarra, Rodri Irizabal a la batería y Carlos Gutierrez al bajo. A ellos se suman colaboraciones de Ivan Castañeda y Nicolas Griffiths al Piano el primero y al Rhodes, Hammond y Sintes el segundo, también una pequeña sección de cuerdas (Alberto Gorrochategui y Daniel García) además de la sabia mano de Javi Escudero dirigiendo la orquesta e incluyendo algunos detalles de su propia cosecha.
Musicalmente este dragón rojo está lleno de contrastes, los temas se aglutinan sobre la emocionante y llena de expresividad voz de Mehnai, pero se cimentan sobre bases que incluyen guitarras eléctricas, pianos desnudos, violines folkis o bajos muy marcados. No sería tarea fácil encuadrarlo en ningún estilo concreto. Carmen nos confiesa que Mehnai sigue buscando su sonido, y es probable que esta evolución continúe en el futuro por caminos diversos, pero de momento toca defender en directo este álbum como si nunca más fuese a haber otro.
Líricamente continúa la estela del anterior, presentando una colección de canciones centradas en el amor trágico, incluso conocimos en directo “Cold, Colder” como un epílogo a esa relación que finalmente llega al punto en el que la pasión se apaga. Aquí el tema de la baja autoestima y los sentimientos no correspondidos se repite en una continua alusión a una segunda persona de la que se intenta huir futilmente “Estoy cansada de escribir la misma canción que habla de ti y de nada más. Dame algo de lo que hablar que no seas tú, y las cosas que haces, y las cosas que deberíamos haber hecho…” Aunque parte del material estaba escrito ya en la época de Trust, se ha cargado de nuevo significado al integrarse conceptualmente en este álbum, y así sus referencias a los miedos, la sanación de las heridas, la lucha, la pérdida o la negación de la vida eterna, pueden tener distintas capas de lectura.
El disco viene presentado con una sencilla cubierta de color rojo escondiendo en su interior una fotografía de Maichak Tamanako que describe de manera impactante y desgarradoramente bella la experiencia vital de este lapso de existencia, que conseguirá alcanzar la trascendecia y sobrevivir al paso del tiempo gracias al trabajo, la fortaleza y el enorme talento de Carmen y a su habilidad para saberse rodear de otras personas también increíblemente talentosas que han empujado estas canciones hasta hacerlas brillar de manera deslumbrante.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por Maichak Tamanako