De Sierra Nevada no sólo me sorprende su capacidad para editar material nuevo de manera tan prolífica, si no la cantidad de puertas que tienen abiertas a nivel compositivo. Si en la cara b de transparente parecían decididos a poner un pie en la electrónica y la música ambiental/experimental, en este nuevo trabajo dejan ese camino señalado en el mapa, para tal vez volver en otro momento, mientras que en una inesperada cabriola avanzan hacia sonidos de los que parecían haber intentado separarse de manera consciente desde el inicio de la banda.
Pero es que una canción y una historia piden lo que piden, y si lo tienes, has de dárselo; “No”, es un disco de rechazo (con una canción de esperanza). De mirada de rabia hacia la sociedad que entre todos estamos creando, o que nos estamos tragando sin rechistar, sin encontrar la forma o la fuerza para cambiar. Es un trabajo emocional y gritado, con ciertas raíces musicales hundidas en el origen de la propia ideología, desde las tripas de la adolescencia, pero con la madurez de quien ya ha ido y ha vuelto de viaje al desencanto.
Sobre este concepto aparecen temas como la exclusión social, el desengaño ante la amistad, el asco ante la manipulación política o la realidad vista a través de una pantalla, en una revisión neoplatónica en la que un oráculo cibernético decide cuáles son las sombras que vemos bailar. Fuego renovador, cenizas y nuevos cimientos.
El cuidado que Juan siempre pone al diseño, el hecho de que esté dividido en dos caras gemelas en cuanto a duración, el paralelismo entre “No” y “Sí” y varios detalles más nos dan pistas para entender que esto no es sólo una colección de canciones que han acabado casualmente juntas en el mismo plástico, si no que hay trabajo de composición, de criba y de selección previa, y por eso, es probable que nos encontremos ante su disco más trabajado, variado y completo hasta el momento.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por SIERRA NEVADA