Angelus Apatrida se han convertido en el sueño americano para muchas bandas más pequeñas, los mismos Insaniam me decían el otro día que para ellos eran un referente de cómo hacer bien las cosas. Angelus Apatrida son el “Si Se Puede” del Thrash Metal Patrio, muy pocos pueden presumir de haber llegado a los techos que están alcanzando y quienes les seguimos desde el principio sabemos que lo han conseguido a pulso, con mogollón de trabajo. Eran una banda como otras muchas que enviaban sus trabajos en busca de un hueco en las emisoras pequeñas, eran una banda como otras muchas que se patearon la península mil veces teniendo que ganarse al público en cada lugar y cada vez, antes de que les llegase el reconocimiento masivo. Recuerdo por ejemplo como luchó Guillermo cada segundo de su concierto en el Milwookis de hace diez años. Me ha dado por pensar cómo se recibiría ahora a la banda en ese mismo escenario después de que han sido coronados con laureles, y me sigue rondando la idea de esos otros muchos que tantas hemos tenido delante de los morros sin saber como convencer a más público para que les hagan caso.
Son seis discazos del tirón y la línea continua de forma cláramente ascendente. Los referentes clásicos que les apuntábamos en las primeras reseñas se han ido diluyendo en su propio estilo hasta conseguir que Angelus Apatrida suene en si mismo a clásico, pero tejido de manera mucho más fina y personal. Quiero decir, los temas de este álbum también podrían estar incluidos en algunos grandes discos de los ochenta, pero cada vez resulta muchísimo más difícil decir que influencia viene de donde.
Sin dejar de ser en ningún momento un trabajo de puro y duro Thrash Metal explora los diferentes recursos con mucha maestría, desde riffs rápidos y sucios, hasta estribillos más cercanos a la ola Neo-Thrash (el tema de apertura ya deja claros estos dos términos), hasta cortes más medio tiempo, con cuidados solos como Betrayer o Farewell que explota más que nunca todos los recursos expresivos de su vocalista.
Todos sabemos que Ronald Reagan y Margaret Thatcher hicieron mucho por el Metal. Cuando nos incomodan y nos oprimen reaccionamos con rabia, y parece que los líderes actuales también está haciendonos un buen favor a ese respecto. El cabaret de la guillotina es un disco rabioso también a nivel lírico, porque la situación lo merece. Porque uno mira alrededor y ve como todo involuciona… y puestos a involucionar dan ganas de involucionar del todo y hacer que rueden cabezas, como antaño. “Si vis pacem, para bellum”.
Tras una campaña de promo bien meditada, incluyendo teasers y crossovers con Toundra, el inicio de gira inmediatamente posterior al lanzamiento se ha visto afectado por un problema renal de Victor Valera (Batería) que tuvo que ser ingresado de urgencia. Es un pequeño bache, pero estoy seguro de que enseguida estarán de nuevo a 100% y continuarán ganando terreno centímetro a centímetro para poner su música, y el metal de aquí en el mapamundi.
Oskar Sánchez