Uno de los principales problemas que está teniendo este nuevo disco de Ghost a la hora de ser juzgado y comprendido es que muchos de los aficionados lo están intentando mirar desde el prisma equivocado, y me estoy refiriendo con esto a juzgar Prequelle exclusivamente desde el metal. Si Tobias nos dejase entrar en su casa y ver su colección de vinilos es seguro que nos encontraríamos un buen puñado de clásicos metálicos, pero también un montón de “horteradas ochenteras”, de esas que lo petaban en las radiofórmulas de la época, luego repudiamos durante algún tiempo y ahora volvemos a abrazar con el valor que le da a la música la nostalgia. En los ochenta se hizo muy buen pop, (permitidme utilizar el término hortera con cariño), de hecho, la música que consumía el gran público era sensiblemente mejor que la que suena ahora por las radios, pero fue un momento muy curioso, un montón de nueva tecnología estaba al alcance y las producciones sonaron durante algún tiempo artificiales, porque en los ochenta la gente quería tocar el futuro con los dedos, aunque luego resultó que el futuro no tenía tantas luces de neón.
El hecho de que Tobías se haya cargado a los tres papas y haya llamado a su disco precuela no es en absoluto casual, está buscando en sus referencias primeras, probablemente en la música que conocía antes de darse cuenta de que era aficionado a la música, de la misma manera que aquí muchos de los que rondamos los cuarenta ya nos sabíamos la letra de la discografía de Mecano antes de que cayese en nuestras manos el primer disco de Metallica. Así, si piensas en esa época en la que aun ninguno éramos lo que somos, en la que éramos cardanales antes de llegar a Papasy escuchábamos lo que ponían por la radio antes de entrar en el mundo del metal, resulta que tiene bastante lógica que el personaje central de esta obra tenga cara de pardillo. El cardenal Copia es hortera, sí, Miami Vice también era hortera y nos flipaba. Nada es casual en Ghost, no es casual que la portada haga referencia al Inocencio X de Velazquez y Francis Bacon y que a la vez le traiga a la cabeza a mucha gente el Bestial Devastation de Sepultura. En este disco nos ha querido retraer a la época en la que la peña lo flipaba con los solos de saxofón, como demuestra la inclusión del Papa Nihil, quien quiera más pistas que se escuche los originales de Pet Shop Boys y Leonard Cohen a los que guiña en los extras.
Ghost es una farsa, es una aceptación de la vida como comedia trágica y ahí está su grandeza. No hay análisis posible de este grupo al margen de su parafernalia y de su lírica. La asombrosa mezcla de Pop, Música Sacra, Heavy Metal y Satanismo nos ofrece temas como Dance Macabre o Witch Image, que podrían haberse camuflado en la sesión de cualquier pinchadiscos del año 85, mientras tu tía la del pelo cardado partía la pana en la pista imitando a un robot, y sin embargo las letras te recuerdan que vas a morir, que no hay dios que pare la peste y que los estertores de la muerte son un buen baile con el que marcharse para siempre.
Según el propio Tobias, Copia estará activo durante un lustro y luego… Satán dirá. De momento hay que mantener la mente abierta, entender que una precuela no tiene por que interrumpir la línea de acontecimientos y que es posible que haber dejado vivo a Emeritus Zero / Nihil pueda significar que en un futuro la línea sucesoria se restablezca.
Texto – Oskar Sánchez