MOIKAVE es el resultado de la unión en 2015 del joven bluesman cántabro David Moikave con los vascos Jon Goikouria al bajo e Ibai Velázquez en la batería. Un grupo que, pese a su reciente creación, se encuentra ya en la presentación de su segundo disco ‘La Fiebre del Oro Negro’, tras la que se ha unido la teclista Nerea Arrieta para su recorrido en directo.
Este nuevo trabajo se asienta sobre las raíces del blues-rock americano, pero con una convencida apuesta por las letras en castellano que acercan mucho más a los hispanohablantes su temática de situaciones cotidianas y excesos con el alcohol.
Desde los primeros acordes guitarreros de ‘Libre’, se muestra una intención de grupo tocando en vivo, con una producción sencilla y el protagonismo de lineas de voz muy directas. En este tema en concreto, aparece también el excelente trabajo de unos arreglos de saxo con un genial sólo en su parte central. Una demostración del buen gusto a la hora de añadir dichos arreglos que se repetirá en el resto de la escucha.
El estudio de estas raíces del blues es evidente, llegando al extremo en ‘Tajau Blues’ con un sonido roto de guitarra que traslada a la memoria alrededor de Robert Johnson y que firma el corte más sobresaliente del álbum. El blues en ‘La Fiebre del Oro Negro’ no lo es todo, y deja espacio a otras tendencias más cercanas al rock como en ‘Sullivan’, en el que el trabajo a las teclas de piano nos sitúa directamente en una taberna en la que contemplar las secuelas de las botellas vacías a las que solo sobrevive un tal Sullivan, según nos narra el propio David, que cuando entona en estos registros se me antoja cierta referencia al propio Miguel Ríos.
La elección de introducir diferentes arreglos de instrumentos a parte de la banda principal es de lo más acertada, aumentando el espectro de influencias que llega, gracias al violín de ‘Flor de Cactus’ a crear un convincente sonido folk con toque irlandés, pero que en ‘Taninos Transilvanos’ sugiere más bien circos zíngaros.
En definitiva, ‘La Fiebre Del Oro Negro’ supone un buen disco de raíces para Moikave que, lejos de quedar monótono, sabe mostrar mucha variedad sin perder el norte del que vienen.
Texto por Juan Manuel Pinto