Black Star Riders suenan a Thin Lizzy tanto que si cambiaron el nombre después de la muerte de Phil Lynott fue por motivos legales o, tal vez, simplemente por respeto al nombre de la banda.
De una u otra forma, me parece bien que no se llamen Thin Lizzy, pero me parece mejor que rescaten su sonido y nos traigan discos como este “Heavy Fire” que suena como el mejor tributo que se le puede hacer al sonido de Lynott. Respetando ese sonido original de Thin Lizzy, con una producción muy americana y con un tema pegadizo tras otro como buen disco de hard rock.
El disco es una continuación perfecta a “The killer instinct”, su anterior trabajo. Temas pegadizos, estribillos sencillos y un rock and roll del que te apetece tomarte una caña a los cuatro acordes. Melodías como la de “Dancing with the wrong girl” suenan tantísimo a “Boys are back in town”, como pueden hacerlo las de “Testify and say goodbye”. Temas que recuerdan a rock de los ochenta, a un vinilo firmado en la pared en un garito con la barra de madera, una caña recién puesta, una máquina de dardos y el fantasma de Phil Lynott sonando en el pequeño escenario del fondo.
“Cold war love” o ¨True blue kid” son posiblemente ejemplos perfectos de este disco. No son pretenciosos, ni sorprenden en ningún momento, son tan sencillos y predecibles desde el principio que parece que los hayas escuchado antes mil veces. Son temas redondos, familiares. Te hacen sentir en casa, como el resto del disco, que parece decirte: Sigue aquí escuchándome, que todo va a ir bien…
Jose, el de Alemania.