Reed ha sido para mí todo un descubrimiento de la I Muestra de Bandas de Torrelavega, a la que llegué con muchas ganas de escuchar como trasladaban al directo la grabación que habíamos catado previamente.
La banda nace en Santander, con Curro Gallego-Preciados al frente, al que se unen Álvaro Fombellida a la guitarra, Kat Gutiérrez al bajo y Ricardo Ortiz a la batería. Tras la publicación de un primer EP en 2017 autoproducido, la banda se embarca, poco después, en este segundo trabajo, ‘Strange Face (In Bloom)’, bajo la producción de David Baldo y cuyo lanzamiento se produce a finales de 2018.
Autodefinen su estilo como “a caballo entre el rock alternativo y el folk, tanto americano como inglés”, si bien evocan también sonidos muy cercanos al post-punk ya desde el momento en el que escuchamos la entrada del primer corte, ‘Latte Macciato’ con una base electrónica que nos trae ecos de los propios Radiohead. Las líneas de voz son absolutamente protagonistas, muy melódicas y con mucha personalidad, arropadas por guitarras muy atmosféricas, con una intensidad creciente en la que el mérito es de una emotiva base rítmica.
En cuanto escuché ‘Valls’, identifiqué inmediatamente su interpretación en directo, por lo que se podría considerar como la canción más “pegadiza” del EP, si es que se puede utilizar el adjetivo en este género.
Resulta todo un acierto la posición de ‘Little Ghost’ en el ecuador del track-list. Una dulce pieza de guitarra acústica arpegiada en la que la producción cambia radicalmente, pasando la voz a un primerísimo primer plano, con mucha sala, dando casi la sensación de que estamos robando la escucha del tema durante su composición en una habitación, y aumentando la sensación de intimismo.
‘Blackish Tree’ nos devuelve a un terreno de banda desarrollando buenas armonías para unas melodías alargadas que llegan a sugerir en algún pasaje casual al propio Matt Bellamy. Y para cerrar ‘Venus’, un tema muy impulsivo con muchos cambios de ritmo y momentos frenéticos que finalizan con un realmente apropiado final de instrumentos que se quedan solos sonando envueltos en sus propios efectos.
Este segundo EP de Reed está repleto de influencias y recursos de género, pero mantiene una gran personalidad que define al propio grupo en un trabajo de producción muy cuidada, en el que todos los detalles están donde deben de estar para poder dejarse llevar a través de sus canciones.
Juan Manuel Pinto