No son Myrath muy dados a las sorpresas en cuanto a lo que nos podemos encontrar en sus trabajos. El quinto álbum de la banda titulado Shehili (2019), nos ofrece otra muestra de la capacidad de los tunecinos para combinar los sonidos de la música tradicional árabe con el hardrock-metal progresivo, creando sugerentes atmósferas gracias a una orquestación muy cuidada y a un logrado equilibrio entre los sonidos más clásicos (música clásica árabe) y los sonidos más rockeros. Tanto es así, que en determinados momentos del disco, la atmósfera es casi cinematográfica. Con respecto a Legacy (2016), podríamos hablar de continuismo, lo cual no tiene ninguna connotación negativa, ya que, tanto Legacy como este Shehili, son dos grandes trabajos en los cuales la banda ha encontrado la madurez, a nivel compositivo e instrumental.
En este disco encontramos de nuevo una producción muy cuidada, con sesiones de grabación en varios estudios diferentes en Hamburgo, Alemania, Tunez y Francia buscando que cada tema tenga su propia personalidad y carácter. La mezcla ha corrido a cargo de 3 productores diferentes, entre los que se encuentran Kevin Codfert, Eike Freese y Jens Bogren que ya trabajó en Legacy.
Dada la profusión de arreglos orquestales, que corren por parte de su teclista Elyes Bouchoucha, no está de más definir el Disco como un viaje que comienza con una intro (Asl) con vientos, cantos en árabe y percusión tradicional para romper con un poderoso riff de guitarra con el que da comienzo “Born to survive”, segundo single lanzado por la banda después de “Dance”, (este último con una temática muy interesante sobre un bailarín amenazado por el ISIS cuyo vídeo merece la pena ver por el enfoque de película de aventuras). Podríamos hablar de Dance como el tema que viene a ocupar el lugar que ocupó “Believer“ en su anterior álbum, tema que tuvo un gran impacto y que marca un antes y un después en la carrera de la banda, situándola en el primer nivel del metal progresivo a nivel mundial y llevándola a participar en el Prog Power USA y girar en Europa como cabeza de Cartel. Entre estos dos temas, cabe destacar “You’ve lost yourself”. El trabajo de todos sus componentes es más que destacable, no obstante la evolución de Zaher Zorgati merece una mención especial, mostrando una enorme facilidad para la creación de melodías vocales, texturas y arreglos que evocan una amalgama de influencias que van desde el pop al metal, pasando por el progresivo o el music-hall por citar algunas.
Wicked Dice comienza con un riff más pesado, para abrirse inmediatamente con un estribillo con claros tintes poperos, para dar paso a “Monster in my closet” que se vuelve a abrir en un estribillo muy melódico, envuelto en percusión tradicional. En “Lili Twil” baja bastante el tono eufórico y colorista del disco para adentrarnos en una atmósfera diferente, con unos colores más tenues y con mayor peso de melodías orientales, con alternancia del árabe y el inglés en la lírica. Llegamos a “No holding Back”, tercer single presentado por la banda, en el que recuperan ese tono más positivo en las melodías, en el cabe destacar tanto los arreglos como los solos de guitarra a cargo de Malek Vor Arbia, que sin ser una continua demostración de virtuosismo muestran una redondez melódica y una integración en los temas elogiable. “Stardust” con un tono más melancólico, seguido de “Mersal” y “Darkness Arise”, siendo buenos temas conforman sin embargo, la parte más transicional del disco, que hasta ahora
había mantenido un alto nivel de intensidad emotiva. Así llegamos al tema que da nombre al trabajo “Shehili”, un gran tema con un tono más melancólico, y que considero una excelente elección para cerrar el disco.
En definitiva, un extraordinario trabajo que consolida a la banda y que es una magnífica continuación de Legacy. Está por ver si logran o superan el nivel de impacto que tuvo éste. Temas y calidad en Shehili hay para lograrlo, y como mínimo, les afianza en una posición privilegiada en la escena del metal progresivo mundial.
Ovi Abascal