Conocí a Dry River alrededor del 2014 con el videoclip de la canción “Traspasa mi Piel”. Me encantó el concepto que transmitía ese vídeo de tomarse el asunto a broma hasta que se ponen a tocar, momento en el que se ve la calidad musical de la banda. En el video se combina perfectamente el cachondeo con un temazo en el que todo está muy cuidado, las melodías, los arreglos, la producción…
Y no sé muy bien porqué, supongo que por lo despistado que soy y porque no hay horas en la vida para escuchar todo lo que me gustaría oír pero les perdí la pista hasta el 2018 en el que editaron, en mi opinión, su obra maestra titulada “2038”.
En ese disco siguen con la idea de combinar conceptos divertidos y originales con un producto musical de primer nivel (hay una reseña de Oscar García del Pomar en esta misma página de cuando dicho disco fue elegido Disco de la Semana).
El 2038 sí que hizo que Dry River entraran en mi imaginario musical para ya no irse.
Esa doble vertiente de humor y seriedad también la aplican a las letras, ya que nos encontramos con canciones de cachondeo (aunque siempre hay más trasfondo de lo que parece), pero también con letras profundas, muy críticas y muy emocionantes.
Como ejemplo, la canción “Al Otro Lado”, una balada preciosa que parece que gira alrededor de un desengaño amoroso, pero en realidad se compuso a raíz del fallecimiento de Luca, la perrita de Ángel, el cantante. La letra es preciosa, un homenaje perfecto para la mascota, pero además, cuando sabes la temática real, hay frases en la letra que cobran otro sentido más potente.
Ya entregado a la música de Dry River, tuve la suerte de verles cuando vinieron a tocar a Bilbao y eso incrementó mi admiración por la banda, porque el directo de esta gente es absolutamente apabullante, con una ejecución impecable y una energía muy especial, en la que continúan con uno de sus rasgos de personalidad, mezclando momentazos muy profundos, épicos y emocionante con un cachondeo con pocos filtros entre canción y canción. Hablando después con ellos, nos comentaban que hay gente a los que no les convence el planteamiento porque dicen que después de un tema “serio” no les gusta que les saquen de ese sitio. A mi personalmente me encantó, e iba pasando constantemente de estar profundamente sumergido en la música a la risa en cuanto acababa el tema, y eso me parece muy complicado de hacer sin que se venga abajo el asunto.
Tenía yo curiosidad por ver el tono en el que presentarían las canciones en el disco y DVD en directo, porque no es lo mismo decir ciertas cosas ante la audiencia de un concierto que dejarlas grabadas para la posteridad.
Pues no me han defraudado, porque aparentemente mantienen el mismo tono desenfadado y sin filtrar que tanto me gusta, y eso les otorga más autenticidad, de la cual, creo que andan sobrados. Creo que el disco DC es un fiel reflejo de lo que te encuentras en un concierto de Dry River, quedándose fuera solamente las cosas que no se pueden llevar a un disco o a un DVD, la energía de estar físicamente ahí delante y el volumen de un concierto, que evidentemente nunca podrás reproducir en tu casa.
El disco se llama DC y el título tiene una doble vertiente que una vez más demuestra el ingenio de la banda. Por un lado son las siglas de Directo Copérnico (la sala donde se realiza la grabación) y por otro lado refleja en número de espectadores que asistieron al concierto, 600 en números romanos.
En la primera parte interpretan íntegro su último disco de estudio, 2038, aunque con un orden diferente, lo cual también me parece muy meritorio, porque el ritmo que tiene el orden de las canciones del directo también funciona fenomenal.
En la segunda parte interpretan canciones de sus anteriores discos y un par de versiones, una de Asfalto, de su gran disco “Crónicas de un Tiempo Raro”, con el propio Julio Castejón, lider de Asfalto y un espectacular “Bohemian Rapsody” junto con Ronnie Romero, el extraordinario actual cantante de Rainbow, para finalizar con “Traspasa mi Piel”, la cual se ha convertido en uno de los himnos de la banda y nos muestra uno de los momentos más emocionantes del concierto con todo el público cantando entregado.
También colabora en un tema el gran Juanjo Melero, el cual creo que necesita poca presentación y dos grandes músicos desconocidos por mí hasta ese momento, Francisco Mazuecos y Roberto Bravo de Solid Relax Project.
Como única pega reseñable, diría que la iluminación del concierto no me parece la más adecuada y la imagen tiende a estar demasiado oscura para mi gusto, pero ese es un asunto menor.
Para finalizar, recientemente el grupo ha comunicado que Carlos Álvarez deja el grupo.
Debido al peso evidente que tiene en la banda, sin duda será un periodo extraño para el grupo, hasta que las piezas vuelvan a encajar, pero no me cabe ninguna duda de que la extraordinaria calidad de la banda nos seguirá proporcionando grandísimos momentos de disfrute en los discos y conciertos venideros.
Larga vida a Dry River!!!!
Javier Prieto