Repasemos: En los últimos 20 años hemos tenido sucesivas olas de Metalcore, Deathcore, Stoner Metal, Retrothrash Metal, Post Metal… toneladas de nuevos discos. Alguno pensará que son todo refritos, pero recuerdo una conversación con un puretilla, siendo yo chaval en los noventa, en la que me decía esas mismas palabras. Desde entonces vengo negándolas en cada ocasión que se me presenta.
Hubo un momento a mediados de los dosmiles en el que parecía que todo era matar palomas. Pero el tiempo pasó, y a cada uno le otorgó un sitio en la historia, a veces con justicia otras sin tanta. Como en cada etapa de nuestra historia, hubo gente genuina y hubo copia de copia. Fueron los primeros los que forjaron el nuevo metal americano, conservando parte de la tradición y aplicando de manera más sabia los nuevos elementos, para al final, construir buenas canciones, que de eso se trata.
The End of Heartache y As Daylight Dies fueron sendos zapatazos en la boca, inesperados para muchos. Acababan de cambiar de cantante e irrumpían con inusitada fuerza, mientras los que ya les conocían de sus dos primeros álbumes se encogían de hombros y escupían al suelo murmurando el consabido “te lo dije”.
En el año 2010 y tras sustituir a Howard Jones durante algunos conciertos el vocalista original Jesse Leeche vuelve a la banda, cerradas las heridas (en su momento les dejó por E-Mail), parece que la cosa funciona y se queda a tiempo completo otra vez. Son ya tres discos desde el reencuentro, ocho en total para la banda, porque mientras tú te hacías viejo las bandas nuevas se convirtieron en clásicas.
Atonement golpea con un lenguaje ya asentado, riffs cortantes, apoyos melódicos y constante intercambio entre estrofas brutas y estribillos coreables. El hecho de que Chuck Billy asome el morro en The Crownless King es sello de autenticidad y prueba de que sigue habiendo eslabones que conectan aquello con esto, si Testament se mantienen como titanes es porque en lugar de volver la vista atrás decidieron seguir mirando al frente y por eso a día de hoy sus discos no desmerecen ante los de peña más joven. Lo mismo se puede decir a la inversa. El rock y el metal siempre reverenció las raices, y en este disco las hay.
Si les perdiste la pista no te vas a encontrar gran sorpresa. Eso sí, siguen enteros y con la cabeza arriba, que es mucho más de lo que los agoreros le auguraban a toda aquella escena.