La trayectoria de Baroness hasta este Gold & Grey queda lejos de haber seguido una línea recta. Desde sus orígenes en 2003 el grupo hizo bandera de la mezcla de influencias sonando a heavy metal, a punk y a stoner, y desde entonces ha mantenido una inercia que los ha llevado cada vez más hacia el terreno del post-rock, de la experimentación y de la indefinición. Pero para entender en qué punto se encuentra Baroness hay que mencionar los cambios continuos que ha tenido en su plantilla, y es que no hay dos discos que cuenten con la misma formación. El cambio más dramático ocurrió durante la gira del Yellow & Green en un accidente de autobús en el que terminaron heridos los cuatro miebros y dos abandonaron la banda.
Pese a todo, Baroness ha seguido reformándose y evolucionando en torno a John Baizley, guitarrista, vocalista y núcleo de la banda. También es el encargado de ilustrar las portadas recargadas de detalles que reflejan bien su carácter perfeccionista y el de los propios discos. Del mismo modo, Gold & Grey está cargado de efectos, sintetizadores, texturas y capas, e incluso seis interludios con toques muy experimentales que por sí solos no tienen demasiado recorrido, pero que aportan profundidad al conjunto. A Baizley hay que sumar la sección rítmica, Sebastian Thomson a la batería y Nick Jost al bajo, quienes se mantienen desde el anterior disco, y Gina Gleason, que pese a ser una nueva incorporación encaja de manera extrañamente natural hasta el punto de que después de varias escuchas resulta difícil imaginar a Baroness sin los dúos de guitarra y voz entre Gleason y Baizley.
Entre los temas se pueden encontrar casi siempre efectos que suenan a stoner y sludge, pero aplicados en contextos muy diferentes. A veces en temas dinámicos y rockeros como el primero Front Toward Enemy o el single Borderlines. Otras en partes más introspectivas y melancólicas que se vuelven más frecuentes que en discos anteriores, como I’d do anything o el inicio de Tourniquet, tocadas con acústica, o incluso Emmet – Radiating Light, en la que se deja más espacio a la expresividad de la voz. En Tourniquet y Cold-Blooded Angels se mezcla la contundencia característica de Baroness con la melancolía y la inspiración de Baizley durante los últimos años tras el accidente y posterior rehabilitación y reconstrucción de la banda. En ambos temas se demuestra además el éxito de la incorporación de Gina Gleason.
En conjunto, John Baizley habla de Gold & Grey como “la representación más clara de la visión artística que tenía para la banda”. Para mí es el disco que mejor representa el afán creativo de la banda de mezclar, de probar sonidos, de coger influencias sin llegar a pararse demasiado tiempo en ningún género, y me quedo con la sensación de estar escuchando algo muy vivo y cambiante, expectante de ver lo que le depara el futuro a Baroness.
Antonio Yeste