MGLA (Bruma / Niebla) han sido uno de los grupos más relevantes durante el pasado 2019 en el panorama extremo principalmente por dos razones. La primera es musical y artística, han publicado un disco en el que las raíces del Black Metal germinan con matices modernos en la producción, pero no pierden ni un sólo ápice de oscuridad y crudeza. La segunda tiene que ver con las polémicas cancelaciones durante su gira europea, debido a su relación con gente cercana al movimiento NSBM como Miko Aspa dueño del sello Nothern Heritage o a que en dicha gira participaban también Deus Mortem, con gente de Infernal War de los que poco hay que explicar a estas alturas. MGLA ha lanzado un comunicado desvinculándose de cualquier opción política, pero algunos fans les piden una condena expresa del fascismo, que por el momento han declinado hacer. Mientras parte de los fans les da la espalda por no dejar clara una postura contra el fascismo, otra parte pide que se respete su declaración como banda apolitica y una tercera abre fuego contra los grupos antifascistas que promueven la cancelación de sus conciertos, por considerarles censores.
And all those who dreamt about a True Revolution
Got distracted by hurting each other
Dicho lo cual como contexto, entran en juego preguntas morales sobre si uno es siempre lo mismo que su entorno, o si hay que vincular la obra artística a la persona que la crea, si hay que ser tolerante con quién es intolerante, si debemos juzgar con lupa a cada persona, canción, película que se nos pone delante, si no pronunciarse públicamente contra algo cuando te lo exigen es igual que apoyarlo o si realmente existe el apoliticismo o es simple equidistancia. Un debate de años que en un momento como este, es más interesante que nunca, sobran ejemplos en paralelo. De momento vamos a intentar adentrarnos en el universo de MGLA para poder comprender el mensaje que transmite su música y cada uno que saque sus propias conclusiones desde su ideología y experiencia.
A ese respecto parece lógico empezar analizando la lírica. Las letras de MGLA son lo suficientemente crípticas como para dar lugar a muchas interpretaciones, pero las continuas referencias a distintas culturas y el decadente retrato que hacen en la parte final del disco hace entrever una mirada conjunta a toda la historia de la humanidad, en la que el sentimiento predominante es el asco, y la consecuencia es que estamos al borde del abismo, de manera inevitable y merecida.
From the gardens of semiramis
To the trenches of ypres
From the grounds of comitium
To the cellars of tuol sleng
From the spores of presence
And a swarm of pest
Unto the ironies of being
Musicalmente han sido capaces de transmitir esa podredumbre en un trabajo oscuro que conjuga un muy buen sonido con unas composiciones que beben de todas las fuentes clásicas e incorporan sin complejos elementos del Black Noruego, el Blackgaze Francés o el Deathblack Polaco. El resultado es tan monolítico como opresivo. Un viaje a ninguna parte que deja con un regusto de boca amargo, y la sensación de que nada merece la pena y no queda otra que dejar que el mundo arda.
La estética que les acompaña tampoco es más alentadora. Capuchas, rostros ocultos, portada en blanco y negro y una ilustración que parece remarcar una por una las letras de Age of Excuse.
What has to be done, has to be done
The human nature is what it is
We cover our eyes in a call to arms
And turn one edge toward ourselves.
Una gigantesca espada de doble filo está dispuesta a cortar nuestra cabeza, y su portador no está mirando contra quién la blande. Probablemente somos los ejecutores de nuestra propia sentencia. Nuestro ego nos hace sentir trascendentes, pero todo esfuerzo es fútil, estamos ya condenados. No hay caminos a seguir, y nuestras esperanzas al caer, resuenan como látigos golpeando el suelo.