A estas alturas, y después de más de 40 y tantos años de carrera, Magnum son indudablemente uno de los referentes indiscutibles del hard rock melódico.
Su nombre se cimento sobre la fabulosa trilogía de álbumes que editaron a mediados de los 80, “Vigilante”,” On a storyteller’s night” y “Wings of heaven”, aunque con anterioridad ya tenían obras tan interesantes como “Change the dragón” o ” The eleventh hour”, y si algo les caracteriza es un sonido propio y reconocible de forma inmediata que se ha ido manteniendo en el tiempo incluso con los cambios estilísticos o de formación.
Si bien al principio Magnum se encuadraban dentro de una corriente netamente británica, con un uso de los teclados muy sinfónico cortesía del mago Mark Stanway y un sentido muy especial de la épica que se convirtió en marca de la casa, a partir de mediados de los 80 su música fue progresivamente americanizandose y acercándose más al hard A.O.R. Esta estrategia funcionó muy bien al principio y llevó al grupo a la cima de su popularidad a finales de los 80 con el citado “Wings of heaven” pero posteriores álbumes fueron bajando el elevado nivel de calidad y, aunque nunca dejaron de mantener su personalidad, resultaron más anodinos. Esto llevó a la etapa más irregular de Magnum y a un largo periodo de sequía durante el cual se desarrollaron proyectos paralelos, como Hard Rain, que apenas tuvieron repercusión, y carreras en solitario como la del cantante Bob Catley, sustituyendo la labor compositiva del guitarrista Tony Clarkin, alma mater de las composiciones y letras de Magnum, por el hiperactivo Gary Hughes de Ten. Muestra de aquel periodo oscuro fue la gira alimenticia que a principios de siglo realizó Bob Catley por España, acompañado apenas por un guitarrista, en la que solo pudo llenar a medio gas pequeños locales (pero que nos permitió el lujo de poder escucharle a unos metros en el Rock Beer The New).
Finalmente, en los ultimos 10 años la formacion ha vuelto a alcanzar la estabilidad creativa, con su line up original reducido a la presencia de Tony Clarkin y Bob Catley y la sucesiva incorporacion de sangre nueva de peso como el baterista de Thunder Gary Harry James (aunque estos dos ultimos discos la bateria corre a cargo de Lee Morris) o la ultima incorporacion del bajista y productor aleman Dennis Ward, fundador de Pink Cream 69 y sospechoso habitual en los proyectos de la discografica italiana Frontiers, sustituyendo al bajista de toda la vida. Al Barlow.
Asi pues, a lo largo de estos ultimos años se ha producido un claro retorno a los inicios pero manteniendo el fino instinto para las melodias y la elegancia que les acerca en monentos al Pomp AOR. Se han sucedido un disco solido tras otro que quizas han alcanzado su pico en su anterior obra “Lost on the road to eternity” de la que este “The serpent rings* es un mas que digno continuador. De hecho, comienza de forma immejorable con “Where are you Eden” un tema potente y epico en la linea de *Vigilante” o “How far Jerusalem” tras lo que se van alternando momentos mas sinfonicos con otros mas rockeros llegando al final con temas mas tranquilos o a medio tiempo como la magnifica “The last one on Earth”. En los temas rockeros Tony Clarkin muestra que no ha perdido la capacidad de componer buenos riffs, como el inicio de “You can’ t run faster than bullets” o en ” Not forgiven”, mientras que en las partes sinfonicas . por ejemplo en “The archway of tears” o “The serpent rings”. El teclista actual, Rick Benton, consigue, como ya hizo en el anterior, llenar el gran hueco que dejo Mark Stanway con su salida en 2016.
Por su parte, Bob Catley sigue manteniendo, al menos en estudio, una gran forma vocal que recuerda por que siempre ha sido uno de los vocalistas mas finos y elegantes del panorama britanico.
Tambien se permiten pequeñas sorpresas interesantes. como la seccion de vientos en ” House of kings”.
En cuanto al apartado lirico, como es habitual en ellos, las letras van mas alla de los topicos habituales del hard rock o de la tematica de fantasia que parecen augurar sus, casi siempre, preciosas portadas; relexionando sobre el mundo actual en canciones como ” Madman o messiah” otro de los puntos mas algidos del disco, con un estribillo demoledor y uno de esos solos sencillos y cargados de buen gusto que acostumbra a hacer Clarkin. La composicion de melodias es impecable aunque tambien es cierto que tienden a tirar sobre seguro sobre las formulas que ya dominan. pero sin bajar el nivel ni meter temas de relleno.
Parece ser que disco ha tenido una buena acogida en ventas (dentro de lo que son buenas ventas en estos tiempos) lo que es sin duda una alegria. En mayo de 2020 la gira de presentacion les traia a España y la pandemia nos dejo sin poder verlos, a ver si la vuelta de la normalidad, cuando quiera que sea, nos los traen de vuelta. que hay ganas.
Oscar García del Pomar