Son ya más de tres décadas de Black Metal. Un estilo que ha ido ramificándose y disgregándose en distintas tendencias ofreciendo algunos de los momentos más creativos, y algunos de los álbumes más interesantes de este inicio de siglo. Mientras algunas bandas caminan por terrenos sinfónicos con grandes orquestaciones épicas otras reivindican un sonido mucho más crudo y directo, así el Black Metal ha resultado tener vínculos con el punk, el heavy metal clásico, el rock progresivo, las bandas sonoras, el shoegaze o el folk y es en definitiva un universo variado y con múltiples subescenas. Tal y como podemos encontrar algunas de sus raíces en Noruega, cualquier iniciado sabe que la escuela francesa o la polaca, por poner solo dos ejemplos tienen sus propias señas de identidad y han aportado tanto al sonido actual como la primera.
También la corrientes estéticas han evolucionado desde el ya clásico corpse painting a una actualidad en la que muchas bandas optan por capuchas, máscaras o sencillamente mantener las fotos a contraluz o en tinieblas. En definitiva, una huida hacia adelante, que sin renunciar a las características propias, consigue que el estilo mantenga su vigencia intacat.
En medio de todo esta nueva forma de entender el Black Metal encontramos a los portugueses Gaerea, editando ya su segundo trabajo en uno de los sellos más vanguardistas en lo que a metal se refiere; Season of Mist. Ya desde el principio Gaerea han buscado definirse a sí mismos a través de su música. Lejos de cualquier ideología política o religiosa y con un nombre y un símbolo que sólo hace referencia a ellos mismos. La banda controla de primera mano todos los aspectos que tienen que ver con su imagen o sus videoclips. La portada de este último disco ha sido pintada por Eliran Kantor, autor de grandes trabajos para bandas como My Dying Bride, Testament, Soulfly o Helloween, dando un enfoque clásico a los sentimientos de oscuridad, nihilismo, angustia, misantropía, catársis y depresión que se transmiten a través de su música.
Musicalmente se encuentran fuera de todos los clichés que en algún momento pudieron poner en riesgo la seria continuación del género, ofreciendo una obra cruda y potente que helará la sonrisa de cualquiera que se acerque a su influencia. Su sonido puede recordar a bandas como MGLA, Watain o Hate, por ejemplo, pero mantienen sin duda un equilibrio de elementos propio en el que la potencia se contrarresta con partes oscuras y melancólicas.
Pese a haber nacido en un momento tan complicado como fue el verano de 2020 limbo ha conseguido hacerse un hueco en la atención de los seguidores de la música extrema, convirtiendo a Gaerea en una de las bandas con más expectativas de crecimiento en el futuro inmediato.