El disco arranca que parece un homenaje a Phil Anselmo en sus mejores años. INDOCTRINATE!! Rabia, furia y sonando al mejor thrash metal en el sentido más clásico del género para un arranque que a cualquier fan del thrash le va a dejar con ganas de más. El tema me parece todo un acierto para empezar el disco. A destacar el final en falso sobre el minuto 4 con Anselmo, digo Guillermo, dejándose la garganta.
Tengo que reconocer que a Angelus no les terminé de pillar el punto hasta hace relativamente poco tiempo. Me terminaron de conquistar con el anterior Cabaret de la Guillotine, que me pegó un puñetazo como pocos díscos lo hicieron en 2018. Nunca es tarde para hacerte fan de una banda y he de reconocer que el puñetazo que me dieron con el anterior dejó una buena cicatriz. No me queda otra que rendirme a sus pies. Angelus es el ejemplo de cómo disco a disco, currando, puedes ganarte a la gente. Respect.
El disco tiene momentazos como Rise or Fall, We Stand Alone que suenan a todos esos grupos del Bay Area de principios de los ochenta, con solos de guitarra incluídos o Childhood´s End con momentos que parecen sacados del Rust In Peace.
Y es que el disco me suena a Megadeth, a Death Angel, Exodus, con un poquito de Araya y otro tanto de Dave Lombardo, y aún así sin perder su personalidad. Seguramente no suene moderno, pero ni falta que le hace. El thrash para mi es así, poco hecho, sangrante y muy visceral. Si es eso lo que pretendían con este disco, lo han bordado.
Jose, el de Alemania