De cuando en cuando hay un disco de punk que me pone las pilas. Y a mi, que tiendo a hundirme en la música depresiva, esa píldora de energía combativa me viene fenomenal. Me dan ganas de salir a la calle a cambiar las cosas y no rendirme todavía.
He estado echando cuentas de los últimos discos de punk que me han gustado y veo algunos rasgos en común; Me importan bastante las letras, porque en el estilo quedan en primer plano, y no me gusta escuchar otra vez todos los tópicos contados de la misma manera. Me suelen llamar más la atención los grupos que no repiten idéntico patrón canción tras canción. Creo que esos puntos están muy a favor en Insurrectos y puede que ahí estén dos de los principales motivos por los que Secretos y Miedos ha sido de largo mi disco más escuchado el año pasado en este estilo.
Dicho en positivo: Son todo energía, la lírica no se agota tras la primera escucha, juegan a los matices con diferentes recursos de batería y con riffs que en ocasiones rozan el metal, alternan voces y para colmo de bienes es bueno y breve.
Tengo que reconocer que aunque conocía su nombre y procedencia no les había hecho caso hasta este regreso. Tienen otros dos discos, vienen de un parón, se han reactivado justo antes del frenazo colectivo. El disco se ha congelado en la pista de despegue, pero ha puesto las cartas sobre la mesa. Un par de avances, (la oportunidad de tocar en el palacio de Sobrellano, eso sí) y por fin todo listo para darte en la cara donde quiera que estés y desde el valle de Iguña, cuna del punk.
Nos hemos propuesto no dejar que los álbumes se mueran de recién nacidos. Ya tiene un año, pero a lo mejor ni siquiera lo has escuchado, a lo mejor incluso lo has olvidado. Es hora de sacarlo del cajón y preparados, listos… porque vuelven. Nos hemos aprendido todas. Les vimos en directo, sentados y con mascarilla y nos dieron ganas de quitarnosla, levantarnos y liarla muy parda. Ahora que ya se puede un poco más, no dejamos pasar la oportunidad.