Han pasado ya mas de 30 años desde aquel tremendo debut de Thunder en 1990 con “Backstreet symphony”, que suman algunos más si incluimos la etapa previa de Terraplane, prácticamente la misma banda pero con un sonido mas melódico que, en algunos momentos, se acercaba a compatriotas suyos como FM, y que ya facturó un par de LPs, incluyendo el muy reseñable “Black and Blue”.
Inicialmente parecía que Thunder iba a representar el relevo generacional de Bad Company, tanto por su estilo de hard rock directo y elegante como por las similitudes vocales entre Danny Bowles y Paul Rodgers, y esto es algo que se ha cumplido solo a medias ya que, aunque a estas alturas Thunder pueden ser ya considerados un grupo clásico de su estilo. Quizás les haya faltado ese punto de reconocimiento multitudinario hacia el que, en principio, apuntaban. En este sentido Thunder me recuerdan un poco al caso de Harem Scarem por ejemplo, bandas que editaron primeros trabajos fabulosos y que parecía que iban a formar parte de una nueva hornada de megaestrellas del rock y a los que el cambio de dirección que supuso la llegada del grunge les acabó dejando a medio camino. Lo que es indudable es que esto no ha impedido que Thunder haya desarrollado una sólida y longeva carrera y se hayan convertido en un referente innegable del género. Esta solidez tiene seguramente dos motivos fundamentales: por un lado la banda sabe muy bien a que juega, y dominan a la perfección el hard rock de corte clásico y factura inequívocamente británica que practican. Ya desde el principio quedó claro que Thunder no venían a reinventar la rueda, pero si a pulirla y ejecutarla de manera magnífica. Por otra parte, la estabilidad del grupo a lo largo de los años, con cuatro miembros presentes de manera casi constante (el mencionado Danny Bowles, el guitarrista Luke Morley, el baterista Harry James y el teclista Ben Mathews) ha ayudado sin duda a darles empaque y personalidad propia.
Así pues en este último trabajo “All the Right Noises” vuelven a presentar un conjunto de grandes canciones facturadas de manera impecable. Aquí hay una muestra de su ya consolidada “bolsa de trucos”, desde temas directos y contundentes como el inicial “Last one out turn off the lights” o “Goin’ to sin city” a estilizadas composiciones a medio tiempo como “The smoking gun” o “St. George Day”, que siguen un poco la línea marcada por su mítica “Low life on high places” de su disco ” Laughing at judgement day”, pasando por canciones quedonas y encantadoras como “You’ re gonna be my girl”, quizás el momento de la grabación en que mejor partido sacan al uso de voces femeninas.
En conjunto es otro gran disco de Thunder, con todos los elementos para gustar tanto a los seguidores de la formación como a degustadores de hard rock a la vieja usanza en general. Recomendable sin lugar a dudas.
Oscar García del Pomar