El descubrimiento y la opinión sobre Derby Motoreta’s Burrito Cachimba pasa por ir atravesando diferentes capas en las que te vas formando una idea concreta. Primero por el atrevimiento de ese nombre interminable, que si sobrevive se te graba a fuego en la cabeza. Después por su visibilidad en Radio 3, que puede encaminar al encasillamiento automático en ese sector de grupos del mal llamado “música indie”. Tras una primera escucha, el arraigo andaluz, sobre todo en la voz, evoca irremediablemente a Triana o a los propios Medina Azahara, quizá especialmente para los que somos del norte, no tan instruidos en esas sonoridades. En mi caso, la siguiente capa la atravesé viéndoles en concierto en el festival Torrelavega Soundcity, donde descubrí definitivamente su propia identidad haciendo bueno el consejo de “tienes que verlos en directo”. Llegados a ese punto, toca rebobinar para dar una escucha a ‘Hilo Negro’, segundo trabajo de la banda (en adelante DMBK para ahorrar espacio y tiempo).
‘Hilo Negro’ ha puesto sobre la palestra a DMBK, dando un salto de gigante con el meritorio hecho de haber crecido en épocas pandémicas. Con este grupo tengo sensaciones parecidas a las que me produce Greta Van Fleet: sí, ya tenemos muy claro que tienen la poderosa influencia de Led Zeppelin, pero una vez superado el aburrido debate de “plagio sí, plagio no” nos encontramos con temas memorables que merece la pena que trasciendan. En ese sentido DMBK no hacen nada por esconder sus raíces, con el punto extra de mostrar en ‘Hilo Negro’ una cantidad de texturas increíble y una producción realmente potente y fresca. Las canciones son muy accesibles, con partes muy cantables y pegadizas, pero a su vez exploran muchos escenarios diferentes, metiéndose sin miedo en patatales de los que salen airosos. La coherencia del álbum recae en el mencionado y omnipresente tono andaluz de la voz, pero también en la sonoridad de sitar a cargo del sintetizador o de las guitarras octavadas, así como el toque añejo y espacial de unos teclados muy bien escogidos. La producción general de ‘Hilo Negro’ merece mención especial, con una personalidad inconfundible y un ritmo machacón en los riffs para cabecear a gusto, que descansa con pasajes ambientales en un agradable sube/baja. Acabado sonoro aparte, la evolución sobre su primer trabajo supone unas canciones más memorables e intencionadas.
Sería fácil etiquetar el trabajo de DMBK como “Rock Andaluz del S XXI”, sin embargo creo que lo mejor es dar una escucha sin prejuicios y, si es en directo, mucho mejor, porque descubrirás todo lo que puede aportar este trabajo y esta banda que no esconde sus influencias y las da una buena vuelta de tuerca.
Juanma Pinto