Uno de los temas recurrentes cuando se habla de bandas con cierta trayectoria es si éstas deben continuar con la fórmula que los ha dado la fama o deben evolucionar a otro tipo de composiciones o sonidos para no volverse monótonos o repetitivos. Habitualmente para la banda: un callejón sin salida, si sigues haciendo lo mismo te acabarán tachando de aburrido, mientras que si tiras por el camino de la evolución a otro tipo de estilos estarás traicionando a tus seguidores.
At The Gates han decidido coger una tercera vía, en la que en este The Nightmare of Being consiguen construir un álbum en el que, asentándose en su sonido y recursos marca de la casa, añaden nuevos elementos y cierta complejidad que enriquecen su carrera. Sin dejar de lado el Death Metal, han logrado integrar otra serie de cosas que aquí nos muestran en una mezcla muy interesante.
Lo que han conseguido no es fácil. No en vano comentan que el esqueleto de este trabajo estaba ya hecho en aquellos momentos que apareció la pandemia y de esta forma dispusieron del tiempo necesario para sacar del cajón muchas ideas que tenían guardadas y a las que buscar el encaje dentro de su estilo. Ha sido todo un acierto, no sólo visto el resultado final, si no que la propia intención de darle cierto aire novedoso a este nuevo trabajo dentro de su carrera, personalente me hizo dirigir el foco hacia él rápidamente a las primeras escuchas.
Si la composición de este disco ha tenido que ver con “las circunstancias”, lo cierto es que creo que les ha venido como anillo al dedo. Después de ser una de las vueltas más esperadas dentro de la escena y dos álbumes con mucha solidez pero quizás muy encajonados dentro de los patrones de lo que había sido su discografía hasta el momento, un tercer disco siguiendo la misma línea podría haber supuesto cierta pérdida de interés amén de los fans más acérrimos.
Se trata de un disco al que le sienta fenomenal la escucha completa, con cierto aire inmersivo y generador de una atmósfera áspera y densa que combina muy bien con los puntos más melódicos que los caracterizan. Arrancan con Spectre of Extinction y The Paradox sin grandes sorpresas pero de manera efectiva con un aire enérgico con el que siempre se mueven con soltura.
El tema homónimo, con un tempo más pausado sirve de puerta de entrada perfecta para preparnos para la canción que más te descoloca, Garden of Cyrus. Su tema más progresivo, han dado rienda suelta a su creatividad y no se han cortado un pelo a la hora incluir elementos que no conocía en ATG, con nuevas texturas vocales, utilización de instrumentos de viento, incluso algún jugueteo jazzístico…y funciona.
El reparto de temas es magnífico y nuevamente pisan el acelerador con Touched by the White Hands of Death, para pasar al tema más largo del disco. The Fall into Time, una intro con arreglos orquestales nos va introduciendo a ritmos más pesados. Nuevamente hay espacio para cierto aire progresivo dentro del tema para hacer un alto en el camino. La voz áspera de Tomas Lindberg nos habla de lo que (interpreto más o menos) viene siendo el concepto a lo largo de todo el álbum: la autoconsciencia del ser humano como un ente diminuto, dentro de la inmensidad del universo en el espacio/tiempo.
En Cult of Salvation y sus arranques thrash es quizás donde se aprecia de forma más evidente la claridad de la producción de este disco, probablemente en un intento por aunar un componente más agresivo con los sonidos más limpios y arreglos instrumentales que van salpicando la mayoria de los temas. Parecen querer ir emparejando los cortes y con The Abstract Enthroned recuperamos velocidad para recordarnos que por encima de todo esto es un disco de Death Metal Melódico.
Arranca Cosmic Pessimism y de nuevo nos han llevado a otro lugar. No sé donde es pero estoy a gusto. Sólo puedo asentir con la cabeza dejándome llevar por este ritmo machacón hasta que ya estoy entregado: “Pessimism, the last refuge of hope”. Por supuesto que sí. Otro cierre delicioso para un tema y no sé cuantos van. Llegamos al final con Eternal Winter of Reason, quizás el que me resulta más flojo tomado indivualmente pero como broche es más que suficiente.
Uno de mis álbumes favoritos del año 2021. Seguramente no te espatarre a primera vista, pero es de los que van dejando poso. Parece transmitirte que debes utilizar la calma con la que fue diseñado para que lo escuches con cierta tranquilidad, paladearlo y sacarle todas esas capas que lleva dentro. ¡Tenemos At The Gates para rato!
Borja Ponga