Hay discos que te dejan mella. Este Moonflowers a mi me ha dejado una buena cicatriz.
En esta reseña voy a hablar mucho de sentimientos y a hacer poco análisis musical. No soy un entendido de este estilo y menos de la banda. De hecho, si hay un estilo que me cuesta es el Doom. Los sonidos pesados lentos y depresivos siempre se me atragantaron. Y creo que es importante destacar esto antes de aventurarme a reseñar el disco de una banda con veinte años a sus espaldas haciendo música oscura y depresiva.
Podría decir que mi viaje hacia estos derroteros empieza hace unos años ya, cuando mi buen amigo Ángel me insistía en que escuchara el Shadows of the dying sun de Insomnium. Le hice caso. Me lo puse varias veces. Pero sonaban lentos, pesados, demasiado oscuros… El disco creaba un ambiente muy deprimente y sinceramente no le pillé el punto hasta meses después. Hay discos que hay que dejar “macerar” y con Insomnium me pasó eso.
Por el lado del death más melódico soy muy fan de Amorphis. Elegy en su día me voló la cabeza y si tuviera que hacer un top ten de mis discos favoritos, ese disco estaría muy arriba mi lista.
Así que si a lo anterior, le sumamos a Oskar y su obsesión por deprimir a la peña en el programa, tenemos el cóctel perfecto para que Moonflowers acabara atrapándome y no soltándome durante buena parte de 2021. Es un disco muy sueco, muy Katatonia, muy My Dying Bride; bandas a las que reconozco no haberles prestado demasiada atención en el pasado. Pero en Moonflowers, la orquestación, la atmósfera y seguramente mi estado de ánimo en mitad de la pandemia, hizo que el disco me entrara directamente en vena.
Swallow the Sun se fundan en Jyväskylä, Finlandia en el 2000 y como tantas otras bandas suecas de death/doom metal suenan muy deprimentes. No es ya sólo su música, si no que en general sus letras tratan sobre la muerte y la soledad. Y Moonflowers habla de la muerte, por desgracia en primera persona, ya que está escrito y compuesto unos años después de la muerte de Aleah Stanbridge, la novia del líder de la banda Juha Raivio y voz del proyecto mutuo “Trees of Eternity“.
En mis primeras escuchas no conocía ese escabroso detalle, pero es innegable que el disco es un lamento constante y respira tristeza en cada nota. La palabra sorrow se repite insistentemente, entre susurros, guturales y voces limpias. Incluso la portada: Una luna que pintó Juha con su propia sangre y flores secas recogidas en el año de la muerte de Aleah, da una idea de los abismos a los que te arrastra este disco.
Creo que estas palabras de Juha resumen muy bien lo que este disco representa para él:
“Sé que no debería decir esto, pero odio este álbum hasta la médula. Odio a dónde me lleva, cómo me hace sentir y lo que para mí significa. Ojalá no lo hiciera. Pero a pesar de toda su sinceridad, puedo evitar amarlo. Eso es lo único que me importa en la música. No importa cómo me haga sentir, siempre y cuando me haga sentir algo”.
Juha Raivio
Hay discos que me obsesionan. Me ha pasado desde que me empezaron a pasar cassettes de Iron Maiden en el instituto. Y este Moonflowers, como decía al principio, me ha dejado una buena cicatriz. No es un disco donde os vayais a encontrar temas pegadizos o rifs ingeniosos. Me repito, pero es un disco denso y muy muy oscuro, creado en una época triste pero que si lo pillais en el estado de ánimo adecuado, transmite emociones de una forma brutal.
This house has no home. This home has no heart.
Moonflowers a mis cuarenta y muchos, me ha abierto la puerta a otro universo musical que me guardo para cuando me lo pida el cuerpo y al que seguramente volveré en los oscuros días de invierno alemanes en más de una ocasión.
Ah! No os perdáis la Deluxe Edition que está en Spotify, con un extra con todos los temas en versión instrumental y tocados con instrumentos de orquesta. Maravilloso disco de principio a fin.
Jose, el de Alemania.