Soy un amante incondicional del sonido de las guitarras de Jerry Cantrell, las considero el corazón y el alma de Alice in Chains. Y es que cuando Jerry despliega su atmosférica magia y su depresiva onda expansiva resulta inigualable e inconfundible. Sus sonoridades pueden transportarte al interior de tus más oscuros pensamientos. Pero cuando crees que todo va a acabar en tragedia, siempre se abre una luz al final del túnel. Esa es su verdadera magia como guitarrista. Opino que tanto “Boggy Depot” como las dos partes de “Degradation Trip” podrían ser dignas sucesoras de los últimos álbumes de Alice in Chains con Layne Stanley. Escuchando esas canciones es fácil adivinar que aquellos temas estuviesen preparados para su banda estrella, pero imagino que tuvieron que ser reciclados por Mr Cantrell para continuar con su carrera y con su vida. Nuestro héroe no estaba pasando uno de sus mejores momentos vitales. Sus adicciones y la muerte de Layne le pusieron al borde del abismo.
Mucho tiempo ha pasado desde la última incursión de Cantrell en solitario. Por suerte y para alegría de todos sus fans, decidió reconstruir la banda de su vida y la magia volvió a sonar en los escenarios de todo el mundo. Después de tres brillantes discos con Alice in Chains, nuestro hombre ha decidido volver a la carga con un álbum en solitario que sorprenderá a propios, extraños, a los fans de toda la vida e incluso a los nuevos oyentes.
“Brighten” es el álbum más variado de Cantrell, en él podemos encontrar el sonido Alice in Chains de toda la vida en temas como “Atone”, “Siren Song” e incluso en la enérgica “Had to Know”. La sorpresa llega cuando Jerry se arranca con canciones con un marcado estilo country.
En temas como “Prism of Doubt” y “Black Hearts and Evil Done” Cantrell combina a la perfección el country , el blues y las letras románticas y melancólicas mientras su banda le acompaña de forma exquisita.
El disco llega a su recta final con una combinación de canciones que son una auténtica maravilla. “Nobody Breaks You”, la sorprendente y bella “Dismembered” y la experimental “Goodbye”. En esta última los pianos y los violines se funden con la voz de Jerry en un tema que es pura desesperación melancólica. ¿Otro disco para poner en un funeral? No, ninguno de los discos de Jerry lo ha sido jamás. Y este, además, arroja más luminosidad a la carrera de unos de los mejores interpretes norteamericanos de la historia.
Nacho García Álvarez