Es el ciclo natural de las bandas, tener una época dorada con álbumes muy inspirados y luego poco a poco ofrecer material menos brillante. A veces la cosa se estabiliza, alguna vez aparece un álbum tardío que da la sorpresa. Probablemente parte de la culpa también sea de los oyentes, que nos aprendemos el lenguaje de nuestros músicos favoritos y luego buscamos sorpresas donde ya no puede haberlas; que comparamos continuamente los discos nuevos con aquellos que nos fascinaron y que están inevitablemente unidos a momentos de felicidad. Sea como fuere, puede que Muse hayan dejado atrás su etapa de obras maestras, pero siguen ofreciendo música con mucha dignidad, con un enfoque original e inconfundible.
Cuando escuchamos por primera vez Killed of be Killed todos pensamos que este noveno disco de Muse era un decidido paso hacia sonidos más metálicos, pero el tiempo nos ha enseñado que no debemos fiarnos de los singles. Según se fueron desgranando los cinco adelantos nos fuimos dando cuenta de que Will of the People es uno de esos álbumes que no se casan con nadie. Hay metal, sí, pero también hay música de baile, canciones más intimistas o los inevitables toques sinfónicos a lo Queen. Muse son expertos en desplegar el abanico de influencias sin esconder nada, porque saben que su personalidad es tan marcada que por muchos ejercicios de estilo que se permitan siempre van a sonar a Muse.
Para muchos de los críticos musicales este conjunto de canciones acaba resultando un vaso a la mitad. El fandom les recrimina no tomar ninguna dirección concreta, no acabar de romper con otro álbum impepinable de principio a fin, con una obra redonda. El resto podemos encontrar aquí algunas joyas para añadir a nuestras playlists, un nuevo motivo para escuchar a Muse y mezclar algunas de las nuevas con otras tantas de las viejas. Cuando en directo comienzan a sacar ases de la manga tienen la partida ganada, y cómo demostraron recientemente en Santander esta nueva baraja también tiene un puñado.
Aunque de primeras pueda parecer que esta colección de canciones no tiene una dirección clara, detrás de toda la amabilidad de sus melodías coreables, hay una mirada ácida y profunda hacia la sociedad que nos rodea y el impacto social de las nuevas tecnologías. Con Huxley y Orwell en el punto de mira, a nivel de lírica nos encontramos con un álbum que puede considerarse gemelo al reciente disco de la semana de Riverside. Es decir, cuestiona desde un punto de vista social y humanista este momento de cambio, reta al poder y toma partido por la gente.
A nivel estrictamente musical, es posible que Will of the People sea uno de esos viejos discos en los que brillaban algunas canciones y otras te dejaban indiferente. También es posible que con el tiempo le cojamos aprecio a las que en un principio no nos llamaban la atención, sobre todo, insisto, si somos capaces de llegar al concepto que hay detrás de las canciones.
Lo que queda claro es que Muse siguen ahí, haciendo buena música, llenando estadios, publicando buenos discos de manera muy frecuente y colándose en las radios cuando ya parecía imposible ninguna esperanza para las bandas de rock. Aunque sea sólo por eso, nosotros les seguimos queriendo.