He de reconocer, como entrada a esta reseña, que mis conocimientos sobre los géneros que practica la banda que nos ocupa esta semana: Dark, Pagan, Medieval y demás etiquetas acabadas en Folk, son bastante limitados, aparte de mi admiración por Wardruna, seguramente uno de los nombres más reconocibles del movimiento para los que somos neófitos. De hecho, a Trobar de Morte los conocí con su anterior obra “Book of shadows” del 2020, y eso que llevan casi desde principio de siglo, más aun si consideramos la carrera anterior en otras bandas, como Ordo Funebris, de su fundadora y alma mater de la banda, Lady Morte. Si a eso sumamos que el campo de actuación del grupo hace mucho tiempo que rebasó el ámbito peninsular para instalarse sólidamente en la escena europea, resulta casi una obviedad destacar que nos encontramos ante una de las principales referencias autóctonas de este género.
En entrevistas a Lady Morte he visto mencionados, más allá de nombres más vinculados estilísticamente, artistas tan dispares como Loreena Mckennitt. Lisa Gerard, de Dead Can Dance, o los pioneros del doom death británico Paradise Lost o My Dying Bride. Entiendo que con estos últimos se trata más de una ligazón conceptual, en torno a esa oscuridad melancólica que les caracteriza, más que una clara influencia estrictamente musical, aunque también puede apreciarse si se analiza a nivel armónico. Respecto a Loreena y Dead can dance, son referencias indudables en ámbitos cuya influencia si se aprecia más rotúndamente en la música de Trobar de Morte. De hecho, los aspectos célticos y medievales presentes parecen beber mas del movimiento que en su momento se encuadro dentro del fondo de saco del New Age y promovían sellos como Winham Hill o aquí en España el mítico Ramon Trecet, que directamente del folklore popular. En cualquier caso las referencias étnicas no se circunscriben sólo a este terreno, y se aprecian otros colores, en función también del tema abordado en según que canción, como por ejemplo el aire a folklore del este de Europa en “Bathory”.
Un aspecto que me resulta interesante de la carrera de Trobar de Morte es el hecho de combinar varios idiomas, incluso dentro del mismo álbum, algunos mas evidentes como inglés, español o catalán, y otros no tan obvios como el latín. Sin embargo, en este “Carpe Noctem” utilizan sobre todo el inglés con alguna breve incursión en el latín como en “o rubor sanguinis”, que no sé hasta que punto esta inspirada en la obra del mismo nombre de la abadesa benedictina y compositora, entre muchas otras cosas, Hildegard von Bingen. Lo cierto es que las armonías vocales del tema tienen bien poco de monofonía sacra del siglo XII, pero el titulo bien pudiera ser una referencia homenaje a esa figura femenina fundamental de la Baja Edad Media europea. Tampoco resultaría extraño dentro de la variedad de referencias históricas o mitológicas que inspiran las letras. Así encontramos desde composiciones dedicadas a la reina del vudú de Nueva Orleans, Marie Laveau o la sanguinaria condesa húngara Erzebet Bathory, pasando por los emblemáticos juicios de brujas de Salem. la fiesta de la fertilidad del calendario celta o el wendigo, la aterradora criatura de los mitos algoquinos, que protagonizó el estremecedor relato de Algernon Blackwood.
En general, la parte lirica gira alrededor de la brujería y la naturaleza contemplada de una manera mítica, a través de ritos y manifestaciones. Abundan en este sentido otros títulos del disco como “Shapeshifter”, “ The gathering” o “Black oath”. De hecho, el uso de armonías estacionarias con obstinatos sobre una base percusiva, que en grupos como Wardruna resultan de carácter tribal, en Trobar de Morte adquieren un tinte mas bien ritual, algo que, seguramente se acentúa mediante la puesta escénica que es parte fundamental de los directos de la banda. De esta faceta ceremonial son muy representativos temas del Inicio o la mitad del disco como “Incantation” ,“O rubor sanguinis” o “The gathering” incluso con la presencia de partes recitadas a modo de conjuro, mientras que el final queda reservado a canciones mucho más etéreas y envolventes como “Black oath” o “Through the black veil”. También encontramos por el camino algún ejemplo de acercamiento a esa world music de celtismo estilizado, en “Shapeshifter”, con una melodía preciosa, que no me hubiera rechinado en cualquier álbum de los Solas con Karen Casey.
Como contrapunto, la introducción con “Descensum” resulta algo más oscura y desasosegante y muestra la capacidad de Trobar de Morte de trabajar distintos registros.
Para concluir, aunque me da la impresión que la música de “Carpe noctem” esta pensada para que adquiera todo su significado en las presentaciones en directo dentro de la escenografía al completo, no deja de ser un conjunto muy sólido de composiciones, arregladas y ejecutadas con mimo, que constituyen una experiencia satisfactoria en si misma y pueden servir, como en mi caso, de puerta de entrada a un estilo más que interesante.
Oscar G. del Pomar