Recuerdo que, ya hace más de dos décadas, Juan Pablo Agudelo me comentaba sobre su plan maestro, que consistía en crear una banda de rock-metal, con tintes hard-rock, que incluyera solos virtuosos, pero, sobre todo, que tuviera la capacidad de crear riffs directos y sin muchas pretensiones. Una suerte de ingredientes que, una vez equilibrados, creara una música con identidad propia, tal vez incluso complicada de catalogar fácilmente en los escalafones más tradicionales del metal.
De ahí nació EMPIRIC su proyecto personal y yo diría: su proyecto musical de vida y tras haber estado en las filas de la grandísima banda de black: Fatal Portrait en Cantabria; su patria elegida, y traer una mochila musical de varios grupos desde Ciudad de México; su patria adoptiva, e invocar los sonidos tradicionales de su patria natal; Colombia. EMPIRIC se trata de un proyecto musical que se cuece a fuego lento, incorporado músicos / amigos en cada una de sus etapas y Juan Pablo como el gran arquitecto de toda la creación musical, del concepto y de los ritmos orgánicos de su creación y promoción. Logrando así entregar anteriores y excelentes trabajos, primero a nivel demo-maqueta con el inencontrable “demo 807”, después grabando un par de sencillos, para después recuperar algunas de sus canciones más representativas para regrabarlas en su primer LP homónimo del año 2018. LP que por cierto, ya contó con algunas colaboraciones musicales dignas de destacar, Dani Perez Niko Del Hierro e Ix Valieri.
Con este primer trabajo, EMPIRIC forjó su característico sonido con una clara narrativa basada en el riff-pegadizo y recurrente, solos virtuosos pero divertidos, y pasajes cambiantes que refrescan cada tema para dar un respiro al omnipresente riff. La voz de Juan Pablo siempre me ha hecho recordar los tonos bajos de Dan Swanö cuando se materializa en su proyecto Nightingale, por ejemplo, y la estructura musical (tal vez) me retrotrae a esas míticas canciones mid-tempo que Sentenced nos regaló en los años 2000’s o reminiscencias al más estilo rockero de Volbeat, pero insisto, EMPIRIC aporta sonidos universales del imaginario del metal, porque suena a todo lo que gusta a los aficionados del género, pero al mismo tiempo, logra sonar a si mismo, a EMPIRIC, situación que siempre me ha fascinado, ya que lograr un sonido propio se antoja una misión harto compleja.
Han tenido que pasar algunos años más para tener en mis manos el segundo trabajo que EMPIRIC nos ofrece. Una vez más y como no podría ser de otra vez bajo la atenta mirada de su creador. Juan Pablo ha hilado nota a nota ocho canciones que se integran bajo el nombre de “The Seven Laws”, que según sus propias palabras beben del libro del mismo nombre que nos guía para alcanzar el éxito a través de la aplicación de principios espirituales en forma de siete leyes universales que, si se integran en la vida diaria, pueden conducir a una mayor realización y éxito personal. No tengo la certeza si estas leyes sean del todo efectivas para el grueso de la población, pero a juzgar por el sonido que sale por mis altavoces, he podido constatar que EMPIRIC ha bebido de esta filosofía y por ende, ha experimentado un crecimiento muy notable, siguiendo y respetando sus máximas compositivas más personales, apuntalando la versatilidad del sonido con la sutil inclusión de ritmos tomados de géneros contrapuestos con trompetas y trombones ejecutados por Marcelo Véliz y Gustavo Caluga (Ricky Martin), y haciéndose acompañar de un elenco all-star con solos de Sascha Paeth (Heaven’s gate, Virgo, Avantasia), Doug Scarrat (Saxon), Chris Caffery (Savatage), y Tonio Ruiz (Coda), todo ello cimentado por dos portentos rítmicos como Chus Gancedo (grandísimo batería internacional residente en Cantabria) y Luis Mariutti al bajo (Angra).
Son escasos 30 minutos efectivos de música que logran enfrentar la sensación de un disco corto muy digerible y divertido, pero que al mismo tiempo parece contener más minutos de los que materialmente marca el cronómetro, esa sensación que suele acompañar a trabajos que tienen capas subyacentes de intenciones muy meditadas y nada aleatorias. Se que Juan Pablo no deja nada al azar y supongo eso es lo que se deja sentir de manera subconsciente en un disco aparentemente roquero y directo, pero con un trasfondo digno de ser desmenuzado una y otra vez.
Todas las canciones son suficientemente destacables como para ponerles la etiqueta de “sencillo”, difícil elección -pues- seleccionar mi favorita, pero empiezo por “Step into the unknown” es el título de la canción que abre plaza en ese ranking y prepara el terreno para el fuego cruzado de solos y riffs machacones, que se organizan en la línea de voz del propio Juan Pablo que, como master-mind del proyecto, va dirigiendo las cadencias e intenciones de este primer título que personalmente me retrotrajo al ADN de su primera canción “Regresaré” o “La noche eterna” de hace más de 15 años cuando pude ser testigo presencial y activo del nacimiento de la banda EMPIRIC.
“Karma” aparece rápidamente con mi segunda favorita con toda su potencia y maldad, siguiendo los cánones del buen riff y coros castigadores repitiendo -Karma- una y otra vez, dejando un buen espacio para para un interesante intermezzo suave y latinoide.
Mi tercera favorita se decanta, como no podía faltar, por la clara influencia de Iommi en el disco. La canción “Don’t forget”, una muestra más que los riffs más primitivos de Black Sabbath se pueden seguir deconstruyendo al infinito con igual infinitas sensaciones, tal vez uno de los temas que más me hicieron mover la cabeza y que me hicieron repetir en el cerebelo coro pegadizo durante algunas horas.
Casi en la misma posición, tengo que decir que el riff que abre la canción “Don’t stop it” me encantó y me hizo recordar a la calidad temática y ejecutora de King Diamond, mi favorito de todos los tiempos. Un rock directo y casi bailable dada la presencia casi oculta de unas percusiones / palmadas tropicales. Esta canción supongo podría ser elevada algún día a nivel de “momentazo” en directo. El coro me encantó y la estructura general me parece perfecta y nos acompaña al final con unas trompetas cuasi-mexicanas y melancólicas.
La canción más atrevida y experimental del disco, a priori algo fuera del mood del resto de composiciones es la canción “With your desires”, con una intención más lenta y comercial, sin llegar a ser una balada, pero más bien una letanía propia de una mañana soleada. Una vez más la canción evoluciona a la mitad con una-muy-acorde inclusión de metales y un solo precioso que parecería ser compuesto por Roland Grapow, personaje que sé que Juan Pablo admira profundamente (¡espero que para el próximo disco lo invite!). Esta canción tiene todas las credenciales para poderse programar en listas de escucha con un publico más extenso y no tan circunscrito a los albures del metal.
No puedo dejar de hablar de “There’s more power”, canción con la que abre el disco y toda una declaración de intenciones que EMPIRIC ha vuelto. Posiblemente el tema que me recuerde más a los trabajos más tradicionales de la banda. El coro es poderoso y nos dicta los pasos para alcanzar esa elevación de nuestro propio ser hacia una mejor versión de nosotros mismos. Y finalmente, con un solo casi tributo a Randy Rhoads corto pero intenso, como casi todos los solos del disco.
Por otro lado, siempre he creído que un buen disco de metal debe tener su momento “I want out”, y ese momento llega con el tema “Mission”, que respeta la totalidad del A-B-C que en su momento escribió Gary Moore con letras de oro y ratificó Kai Hansen. Esta canción invoca esa intención reivindicativa, que nos hace gritar “I have a Mission! o “I want out” u “Out in the fields!”, dan igual las palabras, lo importante es el camino a conducir a velocidad media: que es sinuoso, levemente peligroso y con paisajes naturales dignos de observar.
Y finalmente, el tema “Live in the moment” se nos presenta como el final de esta aventura musical, y uno piensa: ha sido corto pero movido, así que a disfrutar y eso… a vivir el momento. Temazo al 100%, con moraleja para el que la escucha, invitándonos a disfrutar el instante sin mirar para atrás, el pasado… pasado está, y a asumir la causalidad encadenada que nos ha llevado hasta este día, donde uno puede coger el vinilo preciosamente manufacturado de este nuevo disco de EMPIRIC, tomarse un respiro de esta vida acelerada y eso… vivir el momento, donde 30 minutos pueden resonar por mucho tiempo en nuestra mente. Por todo lo comentado, esta canción me parece un cierre de disco espectacular, que solo nos deja con cierta esperanza que Juan Pablo ya esté maquinando su siguiente movida musical y nos permita seguir disfrutando de EMPIRIC por más tiempo y esperando también no tenga que pasar tanto tiempo para eso.
He querido dejar para el final el comentario más técnico del disco. La calidad de sonido es de grandísimo nivel, considerando que ha pasado por las manos de Fredrik Nordström para la mezcla y masterización en el Studio Fredman, simple y llanamente… nada más que comentar. Solo añadir un gran WTF! Tras aseverar; ¡cómo se lo monta Juan Pablo!.
Para terminar, mi última reflexión es que si, efectivamente, las siete leyes han tenido que funcional para Juan Pablo, llegando alcanzar en pocas semanas los mas de 27 mil oyentes en Spotify y especialmente, permitiéndole a él mismo haberse codeado musicalmente con sendos pesos pesados del metal, misión imposible y más que un sueño para todos nosotros, los oyentes, músicos amateur y bandas underground. Solo por esa experiencia vital ha valido la pena, una lección sobre el empuje, dedicación y ganas de hacer las cosas bien… y cumplir grandes sueños ya de paso.
Gabo Díaz