DANKO JONES, bajo mi experiencia, es una de esas bandas que te encuentras por el camino. Un día te salta una canción en Youtube con un ritmo rockero que te llama la atención, otro día te los tropiezas en la banda sonora de la película SAW IV, como teloneros de los grandes dinosaurios del rock o incrustados en la zona media de los macrofestivales.
Para cuando me quise dar cuenta, Danko Jones formaban parte ya de mi subconsciente, momento en el que la gente del Festival Torrelavega Soundcity anunciaban que los iban a traer a mi ciudad. Comentando la jugada con el entorno más cercano me sorprendió la cantidad de gente que los tenía también en la recámara. Definitivamente su propuesta es una carrera de fondo, sin ruido de fuegos artificiales, con mucho trabajo y encontrando poco a poco sus caladeros.
Y no llevan cuatro días precisamente. Su andadura comenzó en Toronto en 1996 y ‘Electric Sounds’ es, si he echado bien la cuenta, su 11º álbum de estudio, además de EPs, directos y demás publicaciones. Y éste es el primer mérito que se les puede otorgar, el hecho de que alguien que los escuche por primera vez con este trabajo dudo que tenga la sensación de estar ante a un grupo caduco en sus horas bajas. Al contrario, las canciones grabadas demuestran la misma vitalidad que transmiten sus directos.
No en vano sus letras van acordes a esa sensación, haciendo apología de lo divertido que es escuchar, bailar y tocar música rock, pecando incluso de cierto toque ingenuo, pero que acompañan muy buen a la incitación de liberación que supone escapar por un momento de la apisonadora de la cotidianeidad y preocuparnos solo por disfrutar durante el tiempo que su música nos esté rodeando. Mención especial a la reivindicación para la legalización de la marihuana de ‘Get High?’, enfocándolo de una forma tan sencilla y directa en su outro como “¿Quieres drogarte? Sí quiero drogarme”.
El formato de power trío es la formación perfecta para todo este planteamiento, y la producción de ‘Electric Sounds’, con gruesos sonidos guitarreros, respeta la crudeza de una banda de rock que no está inventando nada ni lo pretende. No se trata de innovar, se trata de transmitir energía, pero no nos confundamos, no es un álbum repetitivo en absoluto. El cóctel de recursos es realmente variado navegando en la dirección del hedonismo.
Un álbum en definitiva muy orientado a su interpretación en directo que (sorpresa, sorpresa) formará parte del XXVIII aniversario de Noche de Rock, así que ahí queda la excusa perfecta para echar una oreja y acercarse a mover el esqueleto a ritmo de rock.
Juanma Pinto