Durante mi primera escucha de “Chockehold“, su primer single, recuerdo que me giré al reproductor preguntándome ¿Pero qué leches estoy escuchando? Y hacía tiempo que no me pasaba algo como cuando Sleep Token entró en mis auriculares para darme una patada en la cara de las que hacen historia.
En el foro de Noche de Rock creo que fue Sergio que ya había llamado la atención sobre ellos, y yo no pude si no corroborar que es uno de esos discos que te dejan con el culo torcido. ¿Estoy escuchando progresivo? No, es Metalcore… Ah no, espera que ahora es pop con autotune ¿Jazz? ¿Electrónica? No sabía por donde cogerlo. ¿Me encanta o lo odio? Y el caso es que a las pocas escuchas, intentando digerir lo que hacen estos cinco ingleses, me vi atrapado en su sonido como me ha pasado con muy poquitas bandas estos últimos años.
Un poco más que “sólo música”
Estamos en los 2020s, ya, y hace falta algo más que música si quieres hacerte un nombre en un panorama cada vez más saturado de grupos. La imagen es hoy día fundamental si quieres comerte un rosco. Y de imagen, y del “lore” que llaman los ingleses, la banda va sobrada.
Sleep Token ni son los primeros ni serán los últimos en usar máscaras. Tampoco de tratar de ocultar su identidad. Sobre esto último, buena parte de la identidad de la banda es el anonimato, su atuendo y una historia que se han montado alrededor de una deidad a la que llaman “Sueño”.
El cantante se hace llamar “Vessel” y dice ser el recipiente (Vesel en inglés) de esa deidad. Los nombres del resto de la banda no pueden ser más asépticos: II, III y IV para la batería, bajo y guitarra respectivamente.
No queda la cosa ahí, cada canción tiene su propio dibujo, y los discos sus propias runas con un alfabeto que los fans han descifrado y han hecho hasta un traductor online.
¿Esto que cuento te da pereza? Porque a mi sí. En general no me interesan los circos fuera de lo que es la música, como mucho los tolero encima de un escenario, porque los veo como parte del espectáculo. Pero vivimos en la era del vídeo y entiendo que la imagen, y ese misterio que quieren añadir a lo que hacen, es un modo más de llamar la atención. Conforme yo lo veo, Sleep Token sabe que todos esos detalles suman si quieres luchar por la atención del público y gusten más o menos, la imagen que proyectan es parte de la banda.
Intentando entender su sonido
Y para entender su sonido toca volver a la música. Una de las cosas que más me llamó la atención desde la primera escucha es la forma tan alejada del rock de la batería de II, suena diferente al resto de bandas que estoy acostumbrado a escuchar. No es sólo ese sonido de caja tan “Sleep Token” que ha conseguido. II añade siempre mucha tensión a los temas, dejando espacios donde otros pondrían una base. Cuando toca, muchas veces es como que no quiere resolver y te deja con una sensación de angustia y de no saber por donde va a venir la siguiente nota. Me flipan mucho los silencios de este señor.
Él lo explica mucho mejor que yo en esta larga entrevista/demostración donde menciona como influencias la música electrónica, el Drum & Bass británico, el R&B e incluso gospel. Menudo fiera:
He empezado por la batería, pero la voz es otro de los sellos de identidad de la banda. Vessel tiene una forma de cantar diría yo que “sexual”, con fuertes respiraciones que no son nada comunes en la música rock. Igual alguien me crucifica por esto, pero me recuerda a lo que hacía Michael Jackson hace cuatro décadas.
En los grupos de rock sigue sin ser muy común el autotune, aunque ahora en el metalcore cada vez se usa más ¿Algún fan de lo que hace Bring Me The Horizon últimamente por aquí?. Ese autotune es algo que sin duda a mi me sacaba de mi zona de confort en mis primeras escuchas. Por poner un ejemplo, el tema DYWTYLM parece sacado de un disco de Justin Bieber. De lejos de lo más raro del disco.
Así que autotune aquí y allá, susurros, guturales, y esas aspiraciones contra el micro son un sello de identidad de Vessel. No hay término medio en la voz, o te gusta o lo odias y creo que esa polarización que consigue Vessel en las voces y el resto de la banda cuando se salen del “rock” en su música, es súper positiva. No hay love sin hate.
Entonces ¿el disco es tan bueno como lo pintan?
Quitando el primer single o la frikada del tema a lo Justin Bieber no he hablado de ningún otro tema. ¿No voy a destacar ninguno? Pues no. Lo suyo es escuchar el disco, que tiene para todos los gustos/odios y es un viaje de cuidado. Ojo que en Spotify siete temas de los doce del disco tienen vídeo. ¿Qué decía de la importancia de la imagen?
Ya soy un señor mayor, y tengo el oído entrenado de décadas de Rock, Punk, Metal, Death y demás mezclas, pero el Pop, la electrónica y el Drum and Bass mezclado con el Metalcore más moderno no lo vi venir y me pilló con el pie cambiado. Y el caso es que la zancadilla ha sido buena, porque del tortazo que me di, me he convertido un fanboy de la banda. Sleep Token me está descubriendo muchas cosas, y un poco por ahí me gustaría hacer mi reflexión final…
Mezclar estilos es parte de la música, parte del ser humano diría yo, seguramente desde que en alguna tribu empezó a darle a los timbales. Y mezclando estilos es como la música evoluciona. El pop, la electrónica y el rock han estado haciendo escaramuzas desde hace ya décadas y no sé si Sleep Token inventa nada nuevo, pero he de reconocer que la mezcla de estilos que han conseguido en este disco me ha llamado tanto la atención que me ha abierto aún más las orejas a sus discos anteriores, a otras bandas y sobre todo a otros sonidos. Y eso para mi no tiene precio.
Jose el de Alemania