En el momento que morimos perdemos 21 gramos. Así parece haber sido demostrado por el Dr. Duncan MacDougall, quien al comienzo del siglo XX habría realizado una serie de experimentos para probar la pérdida de peso provocada supuestamente por la partida del alma del cuerpo, al morir.
Las consecuencias de un trágico accidente de automóvil harán que se crucen las vidad de un matemático gravemente enfermo, a una afligida madre, y un convicto cuyo descubrimiento del cristianismo se pone a prueba tras el accidente.
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