La dinámica tóxica de empacho y desierto que viene repitiéndose de manera cíclica en la ciudad de Torrelavega me tiene bastante preocupado. Las mejores fiestas del mundo son la semana en la que uno tiene a la mano mucha más música de la que puede consumir de manera racional, después tras el atracón vuelve el duro invierno. De manera excepcional, la música. En lugar de crear tejidos culturales sostenibles y duraderos, castillos de fuegos. Es maravilloso celebrar, pero siempre me pregunto si parte de estos recursos públicos no deberían ir dirigidos a crear ciclos cuando llueve, o a ayudar a los bares que quieran programar a adecuar sus locales para que el impacto sonoro sea menor en los vecindarios y que de esa manera las bandas pequeñas tengan opción para mostrar su trabajo en aforos pequeños. España ya ha ganado lo que sea, y seguimos en las mismas. No quiero alargarme mucho en la entradilla, pero casi todo lo que pienso sobre el tema está en el libro Macrofestivales de Nando Cruz, que os recomiendo fervientemente leer.
Una vez pregunté por qué no había más grupos locales en estos festis y me contestaron “yo contrato a quien vende tickets”, en mi opinión cuando hay subvenciones de por medio también hay responsabilidad social, y estas cosas deberían quedar claras en los pliegos de concesión de las mismas. Me alegré al ver a La Fuga y 4 de Copas en el cartel, espero que en años sucesivos podamos ver pasar por ese mismo escenario a muchos otros grupos de aquí. No es que merezcan la oportunidad, es que el escenario está en el suelo de su comunidad y tienen derecho a protagonizarlo, que para eso se financia, al menos parcialmente, con sus impuestos.
Los de Torrelavega desgranaron en su repertorio temas de sus casi tres décadas de carrera, haciendo especial incapié en A Fuego su último de estudio. Parada en el Himno a Torrelavega, y en Cantabria Infinita, que para eso jugaban en casa. También sonó 7 pecados, el tema en el que en su día cantaron con El Drogas, aunque por desgracia no pudimos ver la colaboración en directo. Se hicieron una versión de La Rueca de Marea, y tuvieron colaboración de Flavio de Hibernia, de los que por cierto, no tenemos noticia desde la publicación de Dea Dama. Aunque la tarde comenzó muy tímida de entrada, para el final del concierto ya andaba más o menos por la mitad del recinto, con gente lista para disfrutar de lo que se venía encima.
Hace unos días La Fuga sacaron un comunicado cancelando todas las fechas de la gira a partir, precisamente del once de agosto, por motivos personales de salud. El día anterior estuvieron tocando en el Teatro Romano de Seóbriga, pero a partir de ahí han puesto un punto y a parte cancelando no sólo Torrelavega, si no también Pamplona, Ciudad Real, Valladolid, Burgos, Bilbao y Madrid. Anuncian que van a centrarse en la grabación del nuevo disco y prometen resarcirse en la gira de presentación del mismo.
Ver a Reincidentes justo después de un anuncio de seguridad privada, en un recinto con palco y zona VIP y con bocatas de bacon a ocho pavos se me sigue haciendo raro. Supongo que a partir de cierto punto todos hacemos lo que podemos con nuestras coherencias, nuestro sustento y nuestro ocio, y que el problema es más sistémico que personal. Les tengo mucho cariño, porque forman parte de la banda sonora de mi adolescencia y primera juventud. Parte del motivo de que finalmente me animase a comprar mi entrada fue que me llamaron mis amigos de siempre, con los que terminábamos a las tantas cantando Vicio y Jartos de Aguantar. Así que parte del repertorio fue una máquina del tiempo que nos llevó muy lejos. A ese respecto, Reinci no han dejado de trabajar y el setlist conjugó muy bien viejas y nuevas canciones. Aunque en ambiente de festival siempre funcionan mejor los clásicos no se dejaron arrastrar por esa inercia y atendieron con justicia a sus nuevas composiciones. Tienen disco recién estrenado en el que intercambian versiones con peña como Albertucho, Rozalén, Kutxi Romero, Mariano Martínez (Attaque 77), Kaotiko, El Canijo de Jerez y SFDK. Arrancaron el concierto con Yaveh se Esconde entre las Rejas, y luciendo camiseta en defensa del pueblo palestino. Una declaración de intenciones, pese a todo siguen sin callarse ante la injusticia, y tal y cómo se están poniendo las cosas con las nuevas generaciones, lo cierto es que echo de menos más bandas que se pronuncien de manera alta y clara.
Si lo de Reinci tuvo mucho de nostalgia el Concierto de El Drogas fue un golpe directo a la mandíbula, desatando recuerdos que llevaban décadas dormidos. De repente mi yo de quince años daba pedales en la bicicross mientras se cantaba de pe a pa todo el doble directo de Barricada, sonando en el walkman.
Es una lástima que el final de Barricada fuese tan agrio y de alguna manera repentino, con la muerte de Boni acabando con cualquier esperanza de reunión con El Drogas. Aunque tuvieron algunos discos más flojos en su etapa intermedia, visto en conjunto el repertorio es impagable y tal vez por eso ahí en primera fila no sólo estábamos los que rozamos los cincuenta, si no que muchos chavales nacidos poco antes de la publicación de Flechas Cardinales también se lo estaban cantando todo. Acabamos pegados a la valla que separa a los Muy Importantes de los No Tan Importantes, preguntándonos cuanto hubiese durado en pie aquel otro día en Tanos, hace tantos años. Ha cambiado el Rock and Roll, pero ahí siguen los himnos.
El ejercicio del Drogas es apabullante, casi dos horas de disparos en ráfaga, una tras otra, todas imprescindibles. Cuando llegó a Noche de Rocanroll vi la mirada de complicidad de muchos de vosotros y casi se me cae una lagrimilla. El formato trío suena de asustar y El Drogas, con las manos libres, tiene oportunidad de sobra para sacarlo adelante sin titubear. El tipo es una leyenda, y tenemos mucha suerte de seguir teniéndole tan en forma. Cada uno tendrá sus opiniones al respecto, para mi el concierto superó con creces la nostalgia y se convirtió en una celebración de las canciones que nos unen, porque ya se sabe que quién no quiere a Los Barri, no quiere a su madre.