¿Hasta dónde puede evolucionar un grupo sin perder las raíces que lo encumbraron? La gente de Pearl Jam parece haber decidido que ya no más, y se han sacado de la manga un disco sin el artificio de sus últimos trabajos, en los que las ganas de agradar dando una vuelta de tuerca más se quedaron en el intento. Los supervivientes de la hecatombe Seattle nos traen ahora un disco homónimo (tiene pelotas, después de más de media docena de trabajos) que parece, si se me apura, un recopilatorio de canciones inéditas. “Worldwide suicide” parece estar compuesta para aquel lejano “Vs.”, “Comatose” sigue la línea de “Spin the black circle” (“Vitalogy”), “Severed Hand” podría estar perfectamente incluida en “Yield”, y así hasta completar 13 temas, donde no faltan algunos medio tiempos que firmaría hasta el mismísimo Springsteen. Capítulo aparte merece para mí “Gone”. No puede faltar en todo buen disco de Pearl Jam un tema en el cual sus notas lentas del principio desemboquen en una explosión de voz en el estribillo que te pone los pelos de punta. A día de hoy, con tan solo unas 50 ó 60 escuchas, es mi tema favorito. No seré yo quien ose compararlo con el “Oceans” del “Ten”, pero ya he oído el comentario en algunos sitios. Juzgad por vosotros mismos. En cuanto a las letras, Eddie Vedder parece que hace tiempo que ha dado por concluida su biografía, y ya no se dedica a purgar los fantasmas interiores de una infancia extraña y una juventud en la que todo iba rápido, muy rápido. Pasaron los años en los que trataba de extirpar los males de un mundo en franca decadencia moral. Ataca, esta vez, donde más duele: la administración gubernamental de su propio país se está convirtiendo en la gran musa actual para cantidad de artistas que, como Pearl Jam, no permanecen impasibles ante las tropelías cometidas por ese tejano bajito con mala leche y peores intenciones. En resumen, este disco está obligado a hacer las delicias de los fans de toda la vida, de los de nuevo cuño, y de todos los que hasta ahora no conocían la banda. Es una obra más fácil de digerir que otras de su discografía, sin perder ni un solo ápice de aquel “algo más” que ofrecían al principio de su carrera y que nos hacía situarlos por encima de otros contemporáneos, llámense Nirvana, Soundgarden o incluso Alice in Chains, quienes por cierto me han dicho que han acertado con la elección de su nuevo cantante. Pero eso ya es otra historia… Un último apunte para los amantes del diseño: ¿a alguien más le parece también que la portada del aguacate es la mejor de todos los discos de Pearl Jam? En palabras del gran Porco Haller, “es fría, sencilla, genial.”
Comentario por DJ Kingpin
Fotografía por PEARL JAM