Uno de los adjetivos que persiguen muchos grupos es “impredecible”. Hoy en día los gustos cambian vertiginosamente, las bandas tardan mucho (demasiado) tiempo en sacar disco nuevo al mercado y todos quieren moverse y no etiquetarse. Si hay alguna manera de definir los movimientos de Sonic Youth es como impredecible. No solo en sus discos, sino también en sus conciertos. De uno a otro te puede tocar una muralla de ruido practicamente indescifrable, o te puede tocar una ráfaga de temazos que han ido componiendo a lo largo de toda su carrera. La duda ante lo que espera es común en la antesala de un concierto de los neoyorkinos. Pero Sonic Youth también tienen término medio. Lo demostraron en la primera edición del Santander Summer Festival con un concierto que dejo frío a más de uno precisamente por lo dicho anteriormente, ni noise, ni kraut, ni hits, ni minimalismo, ni guitarras descarnadas,… simplemente una mezcla de todo ello. Rather Ripped es la prueba de ese concierto traspasada a disco. Del término medio de Sonic Youth. Rather Ripped es, por otra parte, un disco de una banda clásica. No se puede clasificar de otra manera a la Juventud Sónica. Después de una carrera tan impresionante, este disco huele a clásico por todos los lados. Las composiciones, el sonido tan sutil (me encanta cómo suenan las guitarras, una delicia), la forma en que la música fluye entre canción y canción en un viaje sosegado pero altamente interesante. Si no te dejas engañar por la fachada tranquila (hasta aparentemente lánguida) del disco, podrás sumergirte en el y descubrir una inmensidad de matices que hacen de Rather Ripped una escucha siempre interesante, siempre abierta a descubrir nuevas sonoridades. Las guitarras de Reena y de Incinerate son tremendas, incluso después de la marcha de Jim O’Rourke. Do You Believe In Rapture es una pieza delicada y bella. Sleepin’ Around vuelve la vista atrás a los primeros setenta y parece un guiño a su admirado Neil Young, What A Waste presenta guitarras más carnosas, harmonías de voz y guitarras entrelazadas (Jams Run Free lo recupera con acierto) y un estribillo clásico en Sonic Youth,… y así hasta el final, cada tema con su mundo propio. Vigésimo disco de estudio (¡casi nada!) y productor de lujo para la ocasión. El señor Steve Albini (Nirvana, Pixies, Shellac,…) se encarga de llevar la grabación más esperada del rock independiente; la colaboración Sonic Youth – Albini tenía que producirse ya de una vez. El resultado es genial también en cuanto a la producción. La primera sensación que transmite el disco es la de la banda tocando junto a ti, una sensación de proximidad, simplicidad y sinceridad nada común hoy en día.
Comentario por Julian Iturri
Fotografía por SONIC YOUTH