En este caso estamos ante la banda sonora de un cortometraje, que curiosamente, supera con creces la duración del mismo. Según el mismo Patton, quería que el director estuviese contento y que tuviese mucho donde escoger, y sin duda lo hay. Los no habituales de Patton, los que le siguieron hace tiempo con Faith No More y luego le perdieron la pista, o los que se rindieron con la última ida de olla de Fantomas pueden encontrarse bastante desorientados ante este trabajo. Los que simplemente se lo encuentren sin saber que esperar, encontrarán una banda sonora al estilo de los años cuarenta y cincuenta, llena de sonidos retro y producciones que incluso recuperan el sonido mono y el crujir de aguja de vinilo, en las que sin embargo brillan también algunos trucos bastante novedosos herencia de estos años de experimentación con los ruidos, gritos y susurros. Orquestaciones maravillosas que nos recuerdan esas viejas películas de espias, y sobre todo Patton, a veces cantando, a veces silvando y otras simplemente como el maligno villano que se esconde detrás de todo ello.
En realidad ya en el último disco de Peeping Tom nos encontrabamos con algunas pistas en este sentido, pero aquí encontramos todo recogido de una manera más concreta y al servicio de la gran pantalla, en la que Patton puede tener mucho que decir en el futuro.
Puede que en algunas ocasiones anteriores hayas sentido incluso que Mike te estaba tomando el pelo, sin embargo desde aquí pensamos que Patton es un artista que camina, a veces simplemente vagando para ver que se encuentra, pero sin duda moverse es la única manera de aportar algo al panorama musical, y a este le debemos tanto que necesitaríamos horas para contarlo. Ojalá en el futuro sigamos descubriendo buenos trabajos suyos como este, y sobre todo, ojalá que sigamos sin tener muy claro que vamos a encontrar dentro de un disco en cuya portada aparece su nombre.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por MIKE PATTON