Fecha de publicación:
En la publicidad para medios de comunicación se lleva etiquetando los discos de Opeth sucesivamente como obras maestras desde Blackwater Park y no es extraño porque es lo que siempre hay que decir para vender discos, lo que si es más extraño es que sea cierto. Al margen de todos aquellos que no sepan asumir que estos tipos de Estocolmo no son “solo” una banda de metal extremo continuan evolucionando e indagando en un sonido que a dia de hoy les pertenece por completo. Akerfeldt ha volcado su parte más agresiva en Bloodbath dejando que los temas en Opeth no tengan ninguna atadura, no es que no vayas a encontrar guturales y partes extremas en Watershed, si no que parece no haber ningún motivo para incluirlas en todos los temas o en determinada proporción, y es curioso, porque estoy seguro que esta libertad que han ido ganando a base de enormes discos, les puede llevar en algún momento a declinarse hacia el punto contrario.
Whatershed es un disco preciosista, en el que se notan más que nunca las influencias setenteras de Michael, pero como digo, con el sonido metalico que exclusivamente facturan Opeth. Destacan muchos momentos intimistas de guitarras acústicas y voces limpias, que cada vez tienen más presencia, pero que se siguen contraponiendo de manera efectiva a las partes más violentas. Las melodías y los riffs endemoniadamente retorcidos hacen su justo papel frente a partes acústicas y teclados ambientales.
El disco se completa con siete cortes, a los que se suman versiones de Alice in Chains, Marie Frediksson (Roxette) y Robin Trower en la versión especial, que al menos en esta ocasión no han esperado mucho para sacar.
Ha llegado el momento en el que resulta bastante dificil decidir un disco favorito de Opeth, su primera etapa más centrada en el metal extremo es ya de muy alto nivel, y estos últimos cinco discos son apabullantes. Creo que lo mejor que se puede decir de Watershed es que no se queda atrás. Efectivamente, han vuelto a firmar una obra maestra, y a nosotros no nos pagan por decirlo.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por OPETH