Decada y media ha tenido que pasar para que Cynic decidan reunirse y darle continuidad a aquel Focus publicado, exactamente en 1993. Es por tanto un más que esperado regreso de una de las bandas más experimentales dentro del mundo del nuevo progresivo. De nuevo en este trabajo el metal es elevado a la categoría de jazz, con pasajes rítmicos complejisimos, que van acompañados de voces melódicas y dejando las guturales en un segundo plano, a la altura de los coros.
El disco supera sólo en cuatro minutos la media hora, pero es tan complejo que va a costarte hacerte con él aunque estés acostumbrado a la música intensa y raruna, a veces es tal la densidad que sólo se me ocurren Disillusion o los momentos más salvajemente locos de The Mars Volta, como simil en la música actual. Sin embargo nos encontramos con frases como el estribillo de Evolutionary Sleeper, capaz de atraparte a la primera y convertirse en el centro de gravedad desde el que ir accediendo a otras partes del disco, o el melódico final de King of Those Who Know en clave de Jazz de salón, que da paso al oscurísimo inicio de Nunc Stans, que pese a sus cuatro minutos de duración, casi parece un inquietante outro. Al acabar, el disco pide unos momentos de silencio y reflexión para preguntarte que coño ha pasado durante el viaje. No te apresures a poner otro disco o darle al replay enseguida.
Por sintetizar, se podría decir que Cynic han tardado quince años en llegar al punto de dar lo mejor de si en media hora, y que el resultado es tan intenso que vas a tardar unas cuantas escuchas en digerirlo. Han destilado lo mejor de si, para llenar un pequeñísimo frasco del mejor perfume, y es posible, que tengas que utilizarlo con cuentagotas si no quieres que tu cabeza estalle. Date un tiempo con este disco, le merece.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por CYNIC