En este milenio estamos viviendo una época en que están apareciendo muchos nuevos grupos de metal en la escena, pero muy pocos han llegado a innovar y buscar su propio estilo lejos de los patrones y cánones forjados durante tanto tiempo. Una de las pocas bandas que ha sido capaz de despuntar y llegar mas lejos en la ultima década a sido Mastodon. Este mes han publicado su cuarto trabajo de estudio, el cual precede al exitoso y aclamado Blood Mountain, y la verdad es que ha sido el disco que mas me ha costado comentar.
Teniendo siempre presente sus anteriores trabajos me dispuse a escuchar su nuevo disco y me encontré ante un disco que compositivamente se aleja mucho de su antecesores, pero que sin embargo conserva las señas de identidad y el sonido característico que hace posible reconocer al grupo tras escuchar cualquier tema durante unos segundo. Con esto me refiero a los exquisitos ritmos de batería de Brann Dailor y a las características melodías de guitarras de Brent Hinds (escuchad “Ghost Of Karelia” y direis “Esto es Mastodon” nada mas escuchar la guitarra que abre el tema).
El primer gran cambio es que en general las voces son mucho mas melódicas y calmadas, lo cual crea a priori la impresión de que el disco es mucho mas flojo que los anteriores, y además esta vez Brent Hinds canta mucho mas de lo que en los demás discos. Sin embargo cuantas mas escuchas das al disco mas te das cuenta de la gran complejidad y profundidad compositiva de cada uno de los temas haciendo que todos los temas del álbum compartan la misma esencia pero sin sonar monótono y repetitivo. Hay momentos instrumentales donde los músicos crean una atmósfera tal que parece que se habían metido el “Dark Side Of The Moon” en vena cuando lo escribieron.
Otra diferencia que he notado respecto otros disco es la producción. Esta vez todo suena mucho mas uniforme y compacto, ya que en los otros discos había partes donde se dejaba mas protagonismo a la batería o a la guitarra o a la voz sonando por encima del resto. Esto, otra vez más, crea la impresión de faltarle fuelle al disco, ya que muchos fans esperaban otro inicio de batería como “Iron Tusk” o “The Wolf Is Loose”, pero la verdad es que Brann Dailor está colosal de principio a fin, pese a no gozar de momentos en solitario para florituras personales como en esos dos clásicos de la banda.
Mi sincera opinión es que hacer meter caña haciendo ruido es muy fácil, mientras que hacer algo que sea potente pero que a la vez tenga clase y elegancia, como han conseguido en este disco, es muy difícil. Uno de mis temas favoritos del disco es “The Czar”, una canción de 11 minutos que resume perfectamente todo lo que nos podemos encontrar dentro del disco y que además tiene una de las mejores guitarras del disco.
Tras muchas, muchas, muchas escuchas (nunca he dicho que este disco sea fácil) he conseguido pillarle el puntillo y darme cuenta de su gran calidad. Aun así habrá que esperar a la critica del público y ver como acogen todos los cambios, ya que el disco es una apuesta arriesgada que puede convertirse en un clásico o quedar en el olvido. En todo caso, hay que reconocer el mérito por hacer un disco tan original ya que estos tíos van un paso por delante del resto de las bandas de su generación.
Comentario por Lozoot
Fotografía por MASTODON