Reservoir es fruto de una buena casualidad. Como el mismo David me dijo una vez hablando de otra cosa, de la necesidad hay que hacer virtud. Así ha sido. Todos lo sabemos, en la Santander de la Cultura si no es en acústico no tocas. Lo curioso es que tras arreglar sus temas para este formato resultó que Lazy descubrieron una dimensión de su banda, que de otra manera seguramente no hubiesen explorado tan a fondo, y se sintieron tan a gusto que desecharon su idea primera de grabar un disco doble conceptual en favor de esta nueva mirada acústica.
Cuando uno dice “disco acústico”, suele pensar en un disco desnudo, un disco básico. En protocanciones, esqueletos. En estructuras previas a los arreglos. Unos acordes y una melodía de voz que luego, se transformarán en los temas, tal y como llegan a los directos y a los discos.
Sin embargo, a veces el proceso también funciona al contrario, los temas pierden lo superfluo para llegar a su pura esencia y en este caso, una vez encontrada vuelve a brillar a base de los arreglos justos y necesarios.
Un disco en acústico con un buen sonido, como es el caso, nos permite además observar con muchísima nitidez cada detalle, y Reservoir está lleno de ellos. Las canciones exploran colores del country, del surf, del pop más intimista o de la chanson française. Lazy nos llevan con este primer disco largo a una fiesta privada en la que sus canciones han sido arregladas para tocarse en ambientes íntimos y todo suena tan cercano en el disco que a veces, si bajas la luz, parece que hay gente, tocando en directo, en ese momento, justo detrás de los altavoces.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por LAZY