El otro día estuve leyendo por casualidad la larga biografía que aparece en su web y me llamó la atención un aspecto que mencionan sobre algunas críticas que ha recibido el grupo y en el que ya habíamos reparado en más de una ocasión por aquí. “Curiosamente, la mayoría de estas críticas y elogios se refieren a la parte técnica, que es la única sobre la cual se podría emitir un juicio medianamente objetivo, pero no: el grupo toca como el culo, o bien el grupo toca como nadie de bien.” Es cierto. Hace un tiempo, cuando intentaba convencer a un amigo, bastante sibarita musicalmente, de que escuchase a Mamá Ladilla, le dije: “Lo que pasa es que con el nombre que tienen, la peña no les toma en serio… bueno, ellos tampoco se toman en serio, pero tu ya me entiendes”. Sí, su propia manera de afrontar la música lleva a veces a equivoco, pero a dia de hoy, mi amigo, y varios más de los suyos, son seguidores de mamá ladilla. Me atrevo a adjudicarme la objetividad y proclamar desde aquí que Mamá ladilla no sólo tocan muy bien, si no que tocan mejor que otros grupos, que están orgullosamente convencidos de que tocan muy bien. Que te hagan gracia sus letras, que te atraiga su concepto… pues oye, como el culo, sentido del humor cada uno tenemos uno distinto… bueno, tal vez en este caso, no todos tengamos uno…
Sin embargo, los que se han acercado a Jamón Beibe, más por las risas que otra cosa, se van a encontrar con un inicio bastante oscuro y enrevesado musicalmente hablando. Estaba pensando que si le pusiesemos la primera canción a un guiri, que no entendiese que en realidad trata sobre una historia de amor entre un humano y el asistente de Word, seguramente clasificaría al grupo como una banda de progresivo con una voz muy peculiar. Pero es que sólo hay que esperar unos minutos para que vuelvan a demostrar su versatilidad, y compensen la densidad del inicio con el “Himno”, dejándo claro, que se saben de carrerilla todas las normas básicas para hacer música comercial, pero les aburre hasta el infinito. Mi parte favorita es el trio de crítica voraz a esta sociedad tan idiota que forman: Majaderos-Fuenteborreguna-Muchas Unidades, tal vez uniendo “Analfabestia” y “Para siempre” aunque esté situadas en distintos puntos del cedé.
En el resto de los 17 temas nos encontramos un poco de todo, desde un gracioso guiño a Billy Wilder en “Nestor Patou” hasta una cortita versión del Great Hit de las catequesis “Yo Tengo un Gozo en el Alma”, con algunas variaciones en la letra, que en esta ocasión describe los problemas y ventajas de ponerse un pearcing en el glande, muy en la frontera con Engendro. También llama la atención “Merilín Feifa”, la media naranja de Junfri Güein, conocido por todos desde su aparición estelar en Autoretrete (2005) o la apocaliptica pero sorprendente alegre, “Absolutamente Nada”.
En fin. Las reseñas por canciones, son tan aburridas como la música comercial, así que no pienso masticaros más el disco. Merece, la pena. Tal vez no es su disco más brillante, y peque de lo que siempre pecan los discos largos, pero aun así tiene mucho donde rascar. Reduciendo el número de temas hubiese salido un disco magistral y unas cuantas buenas caras b, así que tienes en tu mano escucharlo entero o elegir libremente diez que te gusten mucho.
Para remate, el diseño es un libro disco de casi 100 hojas, con mogollón de ilustraciones, textos y palíndromos. Merece la pena tenerlo.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por MAMÁ LADILLA