Communion nos sentó a todos de culo. Algunos no teníamos controlados por aquel entonces a Septic Flesh, otros les conocían de antes del parón pero de poco les sirvió, porque volvieron tan renovados que prácticamente resultaron irreconocibles. Por aquel entonces su forma de potenciar el metal extremo con unas orquestaciones absolutamente wagnerianas estaba en las manos de muy pocos. Se me vienen a la cabeza el New Obscurantis Order de Anorexia Nervosa como un disco que llegó un paso más allá en ese sentido, pero Septic Flesh le dieron un enfoque algo distinto, como si toda la oscuridad de Nile fuese orquestada por Christopher Johnsson de Therion, si se me permite, y con una producción y una potencia comparable a la de los polacos Behemoth.
Con The Great Mass han dado un digno sucesor a ese disco que en cierta medida ya tiene su hueco en la historia reciente del metal extremo. The Great Mass no nos descubre ya muchas cartas nuevas, pero sin duda están tan bien jugadas como en la anterior partida. Es tremendamente épico y oscuro. Han explorado muy bien el contraste entre partes melódicas, salvajes guturales, blast beats y riffs profundos y marciales. Además, contar con la Filarmónica de Praga le da a los temas un empaque a los ambientes a la que muy pocos pueden llegar.
The Great Mass es un muestrario lo suficientemente amplio de recursos estilísticos que sin embargo, no sacrifica nada de la identidad que los griegos adquirieron en su trabajo anterior. Es tan buen disco que admite muy pocos peros, y la mayoría de ellos van a ser por comparación con su hermano mayor (y seguramente por el simple hecho de que llegó primero)
Se están poniendo difíciles las cosas para hablar de favoritos. Están saliendo estos últimos años muchos discos de mucha calidad, pero Septic Flesh se han colocado en una de las primeras líneas y son ya una banda a tener muy en cuenta, a la hora de hacer recuento de los discos más significativos e influyentes.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por SEPTIC FLESH