A principios de este 2011 salió a la calle “Fuegos olímpicos”, el segundo EP de este proyecto al que todavía muchos conocen como “el grupo de Fernando de El corazón del sapo y Kuraia con la gente de Kloakao”. Vuelven con 6 nuevas canciones en las que se mantienen las líneas que ya quedaron marcadas en su primer lanzamiento, “Gimnasia revolucionaria” (2009): sonido rápido y gordo, y letras políticas en las que conviven el euskera y el castellano.
La mayor parte de la música viene firmada por Bati, Trili y Pano, o lo que es lo mismo, los viejos Kloakao, así en la base hay un potente sustrato hardcore, como no podría ser de otra forma, aunque ahora todo suena más sucio y pesado que en los últimos discos de los de Torrelavega. Se podría hablar de una “Kuraización” del sonido de Kloakao, si tenemos en cuenta no solo la presencia de Fernando Sapo -un enorme frontman, que no se nos olvide-, sino también que la producción corre a cargo de Mikel Kazalis, otro ex Kuraia. El resultado es violentamente explosivo, como la ilustración de la portada.
Toca hacer un inciso para comentar el artwork. Y es que cuando se tiene en la mano este disco inmediatamente llama la atención su espectacular diseño (por lo general justo antes de preguntar “¿y cuánto les habrá costado hacer esto?”, aunque esa es ya otra historia). Al vinilo de color rojo le acompañan una cubierta y una especie de libreto llenos de montajes delirantes con las torres de Duález vigilando a niños que juegan al fútbol entre alambradas, cazas que bombardean una estación de ski, un grupo de antidisturbios bajo una lluvia de fuegos artificiales, atletas perseguidos por helicópteros Apache… imágenes contundentes y desconcertantes, que en cierto modo ejercen sobre el que las contempla un efecto parecido al de las letras de estas canciones.
A diferencia de los trabajos anteriores de los miembros del grupo, los textos de “Fuegos olímpicos” no traen historias mordaces o afiladas reflexiones. Las letras son más escuetas que nunca -algunos títulos parece que compiten en longitud con el resto de lo que cuentan-, se limitan a meras exhortaciones a permanecer alerta y resistir frente al avance implacable del fascismo y el capitalismo. Aparecen momentos de poesía, como “Gau ilunekoak, gau ilunenetan” (“Los de las noches oscuras, en las noches más oscuras”), inspirada en un texto de Joseba Sarrionandia; otros más evocadores, como “Bailes imposibles en cajeros automáticos en noches de luna llena”; y otros más evidentes como “The Intxaurrondo School of Medicine eta kirofano ordeneko zaldunak” (“La escuela de medicina de Intxaurrondo y los caballeros de la orden del quirófano”), referencia explícita al “problema vasco”, pero también implícita a la Guantanamo School of Medicine de Jello Biafra. En fin, unas letras casi esquemáticas que cobran su verdadera dimensión cuando leemos los textos que acompañan al disco y, sobre todo, cuando las ponemos en perspectiva junto con las canciones de los anteriores trabajos de los que tocan en Estricalla. Porque poco se encontrará en “Fuegos olímpicos” que estos cuatro no hayan probado en algún momento de sus carreras, lo cual tampoco debe extrañar cuando hablamos de gente que lleva tantos años en la brecha. Pero no por eso este EP deja de tener entidad como para sorprender a recién llegados, ni tampoco será menos disfrutable para los viejos seguidores, que encontrarán en este disco un episodio más con el que completar una de las sagas más longevas, apasionantes y coherentes del hardcore ibérico.
Comentario por Carlos Caneda
Fotografía por ESTRICALLA