Potentísimo. Poco más hace falta decir del nuevo trabajo de Cronómetrobudú después de oírlo aunque sólo sea una vez. En la primera escucha ya entra directamente y se queda pegado al subconsciente, a la médula y hasta a las paredes del estómago si me apuras. Guitarras aplastantes sobre una base rítmica súper contundente con un bajo profundo de líneas sencillas pero coherentes en todo momento con el resto del conjunto instrumental. Las voces tremendamente curradas con melodías imposibles de superar y que además cuenta con el apoyo insustituible de la flauta travesera y del violín, instrumentos que ayudan a definir aún más el sonido y estilo Poder-Rock de Cronómetro. Los coros… pues Carlos Escobedo (Sober, Savia), qué más se puede decir. Bueno, y las letras son un tema aparte, simplemente emocionantes.
Vuelve a respirar abre el disco e invita a dar una buena bocanada de vida, dándole a cada cosa la importancia que realmente merece y levantando la cabeza para mirar un poco más allá, buen comienzo para un CD que no pierde el espíritu positivo. Mención especial merece Amir, a quien tuve la suerte de conocer el mismo día que grabó el laúd eléctrico y que nos dejó a todos con la boca abierta. Quid pro cuo. Con la colaboración en la voz principal de Carlos Escobedo, una de mis preferidas. Vida de pez es un buen ejemplo, además de temazo carne de radio, de cómo un buen técnico de sonido no sólo es aquel que consigue el mejor sonido posible, sino uno que también es capaz de hacer sus aportaciones para dar a cada tema un plus de vistosidad y originalidad que, sin perder la homogeneidad estilística, otorguen a cada pista su momento de peculiaridad. La gota de agua convertida en ritmo, el efecto del comienzo, … esos detalles que refuerzan la expresividad de las canciones y las nutren de curiosidades. Ligero de equipaje supone desde mi punto de vista un autorretrato de Javi (voz), o al menos como yo lo veo, devorando kilómetros, pueblos y costumbres, apreciando cada cosa nueva que puede aprender de gente de otros lugares y de su contacto con ellos. Otro de los estribillos que se me ha grabado y no dejo de gritar. Pequeña Lua. Una de las más sentidas y también lentas, homenaje a un ser querido, en este caso un perro, pero que no deja de reflejar el profundo componente personal de todas las letras, ya sea en el plano reivindicativo o en el emocional. A Dios rogando. Otra protesta contra el control de las religiones o, mejor dicho, del que ejercen algunos hombres en nombre de ya no se sabe qué. Por cierto, la voz en off acojona. Todo para ti. Esta canción me recuerda las conversaciones que surgen en todo grupo de gente, amigos, etc, sobre el dinero, la hipoteca, la crisis, y todas esas mierdas que nos ocupan. A ver si cambiamos de tema y hablamos de cosas más importantes. Madre Tierra. La letra lo dice todo. Ultravioleta, o cómo hacer una canción de amor sin caer en tópicos, ni literarios ni musicales. Europa en una patera. Una temática recurrente en la sociedad actual, la emigración forzosa, tratada desde la sencillez y la honestidad, sin ningún tipo de mercadeo con los sentimientos que rodean a este fenómeno. Trece años. Esta es esa canción que Cronómetro utiliza para hacer un guiño a los más cercanos, los que les apoyan y ayudan, también para desahogarse, en trece años hay tiempo para todo. Dies Irae. Un bonus track que suena a “… y la próxima vez, más.”
“Dosceroceroinfinito” podría considerarse un techo muy alto, difícil de superar. Sin embargo, conociendo la trayectoria de Cronometro, es fácil darse cuenta de que ese techo es transparente, y les permite observar cotas mucho más altas que sin duda alguna alcanzarán.
Comentario por Nahúm Cobo
Fotografía por CRONÓMETROBUDÚ