Me toca hacer de abogado del diablo y tratar de defender este nuevo trabajo de los británicos MUSE frente a los incondicionales de sus primeros tiempos y los críticos más puristas que llevo leyendo desde hace semanas y que coinciden en un sentimiento de desencanto generalizado. No seré yo quien diga que este es el mejor de sus trabajos, ni siquiera que no es el peor, pero sí que es un disco muy digno y, a poco que afinemos las orejas y nos armemos de espíritu crítico, un compendio de bastantes buenas ideas.
Me gusta comparar la carrera de Muse con la de Queen, sin duda su mayor referencia estilística. Unos inicios hard rockeros que comparten los 3 primeros discos de Queen y los 2 primeros de Muse; un clímax creativo que en el caso de Queen coincide con la etapa “A night at the opera” / “A day at the races” y que en Muse estaría representada por el monumental “Absolution”; una etapa ecléctica (desde “News of the world” hasta “The Game” en Queen y que para Muse comprendería el “Black Holes and Revelations”) y por último una etapa mucho más comercial y rendida a las modas imperantes que en el caso de Queen comenzó con “Hot Space” y permaneció hasta su final y en el caso de Muse parece que tuvo su inicio en “The resistance” y reincide en este “The 2nd Law”.
Es cierto que la garra, la agresividad y la frescura de sus primeros trabajos brilla por su ausencia en “The 2nd Law” pero los británicos aún mantienen intactas algunas de sus armas y así su sentido de la épica aparece perfectamente representado en temas como la inicial “Supremacy” o el himno “Survival”. También conservan en forma su capacidad para las atmósferas y los medios tiempos con joyitas como “Save me” (cantada por el bajista Chris Wolstenholme y que narra su lucha contra la alcoholemia) o “Animals”. Además la producción sigue siendo impecable y Matt Bellamy sigue siendo una de las voces de referencia en el panorama actual.
Pero esa sombra de los Queen (y de Bowie, ya que nos ponemos) de los 80 que planea sobre varios de los cortes del disco pesa demasiado y así temas como “Madness” (con una descarada influencia de canciones como “I want to break free”), “Panic Station” (Idem con “Another one bites the dust”) o “Big freeze” parecen sacados directamente de M80 radio, limpiados de polvo y paja y y recolocados en un disco actual tratando de pasar por innovadores cuando en realidad son todo lo contrario.
En definitiva, menos metal y menos rock progresivo a cambio de más “synth pop” y búsqueda de singles radiofónicos para todos los públicos, pero un sonido de quitarse el sombrero y al menos 4 o 5 temas que perfectamente pueden pasar a formar parte permanente de su repertorio de directo y que hacen que el trabajo merezca la pena, aunque sólo sea por alabar su criterio a la hora de no permanecer atados a un mismo sonido un álbum tras otro.
Comentario por shesmovedon
Fotografía por MUSE