Durante mi estancia en Eindhoven, conocí a un melómano finés, obsesionado con el mundo de los sonidos “stonerizados”, ese gran páramo triangular entre el blues, el rock y el metal. Un día hablando de grupos varios, me comentó que a la 013 de Tilburg, iban a acercarse unos suecos llamados Graveyard, que andaban presentando su último disco, titulado Hisingen Blues. Ya sólo con el nombre captaron mi atención y luego me enteré que surgieron de la disolución de la banda de la cual también surgieron los fenómenos Witchcraft. Canela en rama.
Santo discazo que se apareció ante mis oídos, una auténtica joya que parecía venida de décadas pasadas. Mención también a la genial portada, continente y contenido bien armonizados. Si con el disco ya me tenían convencido, su concierto despejó cualquier duda que pudiera albergar: jefes absolutos, pura energía! En las votaciones de mejores discos del año de NdR de 2011, voté este disco incluso por encima del The Hunter de Mastodon!
La continuación del Hisingen Blues llegó un año y medio después. Lights Out, tercer disco de Graveyard, segundo bajo el sello Nuclear Blast, puede ser identificado como el de la portada del cuadrado negro sobre fondo blanco. Con los primeros guitarreos de An Industry of Murder ya les reconocemos con ese sonido bluesero oscuro, con toques psicodélicos y la voz rasgada de su frontman Joakim Nilsson. En este disco continúan con su sonido viejuno, utilizando y mejorando las herramientas usadas anteriormente, las cuales resultan de alta efectividad y brindan cierta diversidad a los temas, desde canciones agresivas centrados en el riff como el mencionado An Industry of Murder o divagaciones más blueseras como Endless Night. Goliath podría ser el single del disco, genial tema que se me quedó grabado a fuego tras las primeras escuchas.
Personalmente me parece que se quedan un poco por debajo de ese estado de gracia al que llegaron con Hisingen Blues. Pero ese “un poco por debajo” es un mero diferencial. A diferencia de los cuatro años que tuvieron para manufacturar el anterior disco, Lights Out se publicó 18 meses después de su predecesor, en los cuales dieron una buena cantidad de conciertos. Quizás hubiesen necesitado algo más de tiempo para pulir al máximo nivel el disco? Quién sabe, igual hubiesen perdido esa frescura-vintage que les caracteriza. No le demos más vueltas, Lights Out es un discazo, del que estos suecos se pueden sentir orgullosos.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por GRAVEYARD